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JOSÉ A.PASCUAL (EFE)
Para José Antonio Camacho y sus pupilos este no es un partido amistoso cualquiera. Es un encuentro reivindicativo y además ante el campeón mundial y europeo, que de paso es el que les cortó las alas en el torneo continental de Bélgica y Holanda.

Para Roger Lemerre, Zinedine Zidane y compañía también se presenta como una ocasión de ratificar su condición de mejor selección del momento casi inaccesible. Francia empezó contra Japón el sábado pasado la denominada ´Operación Copa del Mundo´ y lo quiere hacer a lo grande, añadiendo otra muesca a su infalible revólver futbolístico.

Mestalla acogerá con sus mejores galas un partido de primera magnitud, con grandes figuras sobre el césped, y un equipo español que ansía devolver la ilusión a sus aficionados después de tropiezos ante Argentina, Alemania, Holanda e Inglaterra, que mermaron esa pretensión de Camacho de subir el peldaño e instalarse de una vez, en el momento de la verdad, en el rellano del éxito.

España está invicta en la Comunidad Valenciana desde 1994, cuando cayó en Valencia ante Croacia (0-2), pero Francia ya se encargó, por ejemplo, de acabar con la magia de española en Sevilla en 1991 (1-2), así como de terminar con su sueño en la final de la Eurocopa 1984 (2-0) y en los cuartos de la del 2000 (2-1).

Este cóctel de adversidades españolas ante Francia en los últimos veinte años espolea más a los hombres de Camacho, necesitados de un triunfo que no da puntos pero sí confianza y prestigio. El técnico murciano ha insistido en esta concentración en la necesidad de no repetir los errores puntuales que han supuesto derrotas en los anteriores compromisos pese a no haber jugado precisamente mal en alguno de ellos.