Ibagaza fue el gran protagonista del partido, con dos goles.

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El Real Mallorca sigue esparciendo un agradable aroma europeo. El grupo balear tumbó al Deportivo Alavés y otorgó algo más de credibilidad a un discurso que no admite excesivas interpretaciones. Se encontró esta vez con un equipo frágil y que expuso argumentos poco fiables, pero la capacidad mallorquina para coser buen fútbol y sumar va en aumento. El Mallorca se burló de su rival en muchas secuencias y convirtió la cita en un festín; le zurró con un par de latigazos de Ibagaza, aunque acabó desenchufado y alimentando a una remontada imposible.

Alavés es un equipo que ha experimentado una indiscutible transformación. Aquella escuadra obsesionada casi siempre por mantener el orden defensivo y evitar riesgos innecesarios ha dado paso a un conjunto poblado de futbolistas con talento y predisposición a mirar hacia arriba. Mané maneja ahora a un plantel con verticalidad y pegada, pero no cabe duda que también mucho más frágil en defensa. De hecho, un simple movimiento táctico "pegar a Luque y Eto'o a la defensa visitante" generó fisuras enormes en la cobertura de un Alavés que pudo cerrar malherido el primer acto.

Real Mallorca encontró un centro del campo poco minado y en apenas treinta minutos malgastó demasiadas balas. Albert Luque anduvo metido en casi todas las acciones ofensivas de su equipo. Suya fue la asistencia que acabó con el tanto de Marcos y también algunos disparos a los que sólo les faltó algo de precisión. Alavés nunca acabó de tomar el pulso al partido y siempre vivió ubicado en un escalafón inferior. Cuando tuvo el balón se limitó a tirar centros kilométricos en busca de Javi Moreno, su principal referencia ofensiva. Pero nunca dio sensación de peligro. Magno falló un gol imposible tras recibir un buen pase del propio Javi Moreno, pero ese fue todo su bagaje ofensivo a lo largo del primer tiempo, aunque su verdadero problema estuvo siempre atrás. Su cobertura se hartó de repetir errores.

Obligado a estirar sus líneas, el Alavés se encontró con un premio excesivo a los quince minutos de la segunda parte. Nadal erró en el despeje y Tomic empató el partido. Pero los vitorianos acabaron siendo víctima de su propia inseguridad. Un rechace de Herrera acabó con el balón en las botas de Ibagaza, quien dio forma al 2-1. A los pocos minutos, el argentino volvió a recrearse tras un pase de Eto'o y en pleno festival Novo firmó el cuarto. En la recta final, el Mallorca se olvió del partido y Javi Moreno dejó patente su sociedad con el gol. Marcó un par. Un tributo a la estadística.