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EFE - Madrid
En una hora y 19 minutos, sin ceder una sola vez su servicio y concediendo únicamente un punto de ruptura en todo el partido, es decir, demostrando una gran seguridad a pesar del cansancio acumulado por los últimos festejos de la Copa Davis, Corretja se hizo con su séptimo título individual de la temporada que él mismo ha calificado de «mágica».

El catalán ha ganado cinco títulos ATP (Indian Wells, Gstaad, Kitzbuehel, Washington y Toulouse), y el campeonato de España. A ello hay que sumar la medalla de plata en dobles en Sydney, junto a Albert Costa, y la final de la Copa Davis. Un historial que se agranda con las semifinales en Sydney y Roma, además de alcanzar los cuartos de final en Roland Garros, Montecarlo, Scottsdale y París-Bercy, una súper sesión, cerrada ayer.

Carlos Moyá tuvo su gran oportunidad de romper su racha fatídica contra Alex en pista cubierta. El mallorquín no ha podido nunca con él en los tres enfrentamientos anteriores en esta situación, las dos finales de los Masters de Hannover, La Coruña (1998) y la de este año en Toulouse.

Corretja se le atraganta, quizá porque sabe restar su potente servicio que el primer día le sirvió para levantar dos bolas de partido contra Albert Portas, o porque siente renovar sus fuerzas cuando tiene a un campeón de Roland Garros enfrente.

El encuentro comenzó con una guerra por comprobar quién golpeaba más fuerte. Corretja no quería pasar demasiado tiempo sobre la pista y jugó como se debe en rápida: golpe de fondo y aproximación con revés cortado, y certera volea a continuación. De inmediato se comprobó que su táctica era la apropiada. Una ruptura en el sexto juego (4-2) le dio la ventaja necesaria para cerrar este parcial en 40 minutos.