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Un gol en 312 partidos en Primera División. No es un gran promedio como realizador, pero batir porterías contrarias tampoco es la función de este vasco disciplinado y defensa eficaz donde los haya. Xavier Olaizola levantó la vista al cielo en cuanto vio que el balón que había rematado besaba la red. Miró hacia el cielo porque ahí se encuentra su padre, para quien tuvo un emocionado recuerdo. «Es el primer gol que marco en Primera así que tengo mucha gente a la que quiero dedicárselo, pero en especial es para mi padre, que está en el cielo», señaló el zaguero donostiarra.

En la misma línea que el resto de sus compañeros, Olaizola se quejó del arbitraje que había sufrido el Mallorca en Balaídos. «Ha sido un robo, es cierto hicimos méritos suficientes para ganar el encuentro y los errores del árbitro nos han perjudicado muchísimo. Al menos mi gol ha servido para sumar un punto», terminó diciendo.