Juan Carlos Ferrero se da ánimos tras ganar un juego a Patrick Rafter.

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MIGUEL LUENGO - EFE
Lleyton Hewitt proporcionó la primera alegría para los australianos al derrotar a Albert Costa, por 3-6, 6-1, 2-6, 6-4 y 6-4 después de cuatro horas y nueve minutos, pero Ferrero impidió lo que podría haber sido un desastre al imponerse al doble campeón del US Open Patrick Rafter por 6-7 (4-7), 7-6 (7-2), 6-2, 3-1 y abandono por lesión. Con 1-1 y sabiendo lo que le espera al doble español hoy, el valenciano salvó el pellejo al conjunto que capitanea Javier Duarte.

El duelo entre los dos semifinalistas de Roland Garros, Rafter y Ferrero fue espectacular con el joven de Onteniente poniendo a prueba la habilidad felina del australiano en la red con sus certeros tiros pasantes. Ferrero, fiel también a su esquema con seguros golpes desde el fondo, debió ganar el primer parcial cuando tuvo 4-0 en el desempate pero el australiano ganó los siete siguientes. Lejos de perder la moral por este duro golpe psicológico Ferrero mostró su raza de campeón y forzó de nuevo otro desempate. Ahí su confianza fue más definitiva. Ganó con autoridad pero con agradecimiento al aceptar un par de regalos impropios de Rafter.

Ferrero no apartó el pie del acelerador y con dos rupturas liquidó el tercer set. Fue en el primer punto del octavo juego cuando Rafter se lesionó en el muslo derecho al intentar un remate tuvo que ser atendido por un fisioterapeuta. A partir de ahí su rendimiento bajó y con calambres en sus piernas y codo ya fue un juguete en manos de Ferrero hasta que el australiano abandonó. La jornada empezó con mal cariz para el equipo español y con festejos adelantados del capitán australiano, John Newcombe, bailando al son de la canción «I will survive» adoptada por el equipo español como su himno. Lleyton Hewitt, en su segunda final consecutiva, a pesar de contar tan solo con 19 años, respondió a su condición de número uno.