Luque, Novo y Finidi, celebrando el segundo gol del Mallorca en el partido del sábado frente al Villarreal.

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Viento en popa. El Real Mallorca ha vuelto a poner la directa y busca acomodo en las zonas altas de la clasificación. Los de Luis Aragonés han rentabilizado muy bien la última victoria conseguida frente al Villarreal y, a su vez, sacó buen partido de los resultados negativos que cosecharon ayer sus más directos rivales.

Las derrotas del Rayo, Deportivo Alavés, Oviedo y Celta de Vigo, han catapultado al conjunto rojillo hacia la cuarta posición y por lo tanto se encuentra en zona de Champions League. El reto ahora es intentar mantenerse en la parte alta aunque, como ha dicho en reiteradas ocasiones el entrenador del Mallorca, lo importante es llegar bien colocado a la recta final del campeonato liguero para dar el zarpazo en los últimos encuentros que es donde se definen todos y cada uno de los objetivos que se marcan los equipos.

Sin embargo Luis Aragonés dijo al término del partido que no estaba en nada de acuerdo con lo que habían hecho sus futbolistas en los primeros treinta minutos. El equipo se mostró apático, lento y el rival le superó en muchas facetas. Esta actitud se pagó con un gol en contra pero la plantilla destacó que en el vestuario sólo se pensaba en la victoria. Así lo explicó Javier Olaizola: «Es cierto que en la primera parte no estuvimos bien. Había toda una serie de cosas para llevarlas a cabo que no se hicieron. Teníamos tantas ganas de ganar que esto se tradujo en nerviosismo, pérdidas de balón y dimos demasiados espacios al rival. Luego el míster nos abrió los ojos y pudimos solventar la papeleta», manifestó el capitán mallorquinista.