Samuel Eto'o (izquierda), Finidi (centro) y Vicente Engonga, en una imagen captada en Son Moix. Foto: JOAN TORRES

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Héctor Cúper, un entrenador con residencia fijada en Valencia y cuyo nombre se asocia con insistencia a la aristocracia del viejo continente, ha entregado muchas cosas al Real Mallorca, pero otro tipo con calado entre la hinchada puede relegar una parte de su lustrosa hoja de servicios a un segundo plano. El grupo de Aragonés se cruzará esta noche con la UD Las Palmas avalado por una ascensión vertiginosa y con la opción de convertir en histórica una serie ganadora que, entre otras cosas, confirmaría sus credenciales europeas.

La marca de cuatro victorias consecutivas de la era Cúper, forjada a partir de la jornada número treinta del curso 97/98 (Celta, 4-2, Oviedo, 0-1, Mérida, 1-0 y Zaragoza, 2-3), puede quedar ubicada en un escalafón inferior si el Mallorca aumenta su crédito en el Insular. El cuadro bermellón nunca ha ganado cinco partidos consecutivos en Primera División y el desafio está servido.

El rastro más reciente y el perfil de las dos escuadras parecen proyectar un partido agradable. Sergio Kresic se ha desprendido del manual que había utilizado durante casi toda su estancia en el fútbol español y desde que llegó a la UD Las Palmas ha evitado desnaturalizar a un fútbol con mucho toque y cierta vocación ofensiva. El equipo isleño, en su retorno a la máxima categoría, ha ofrecido excesivos contrastres y ha alternado actuaciones memorables con partidos en los que su fragilidad defensiva le ha abocado al precipicio, pero siempre ha sido fiel a su estilo.

Las ausencias de Pablo Lago, Sarasua, Ramón, Jonhson, Baiano, Schurrer y Alvaro han propiciado que Las Palmas se haya apropiado voluntariamente del papel de víctima.