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En el partido más plácido llegó la peor noticia. «Fue como si me arrollara un camión; estaba de espaldas y me parece que habíamos anotado, noté un golpe muy fuerte y un dolor intenso, enseguida me di cuenta de que era algo grave», relata Willy Villar. Una subluxación acromioclavicular mantendrá inactivo al director de juego del Drac Inca durante un periodo no inferior a las tres semanas y que podría alcanzar el mes y medio. «Cuando me confirmaron el diagnóstico estaba hundido. La acción que propició la lesión es incomprensible. No sé quién me dio el golpe, pero lo hizo con una intensidad y brutalidad desmesurada. Llevaba siete u ocho años sin perder un partido oficial y ahora mismo en lo único que pienso es en recuperarme cuanto antes».

La lesión de Villar ha sido todo un golpe a la línea de flotación del proyecto Abós. El base canario gozaba de máxima confianza y muchos minutos de juego. De hecho, Villar ha respondido al gran protagonismo que le ha entregado su entrenador con actuaciones convincentes y ahora el problema es doble. Edu Sánchez, a quien el paso de las jornadas ha convertido en el segundo base del equipo, es un jugador diametralmente opuesto a Villar. Tiene más velocidad y algo más de intensidad defensiva, pero menos tiro y una lectura muy diferente.

De hecho, entregar el mando del equipo a Edu Sánchez lleva implícito un cambio de estilo y eso es utópico. La otra alternativa que ofrece el plantel es Llorenç Mons. El escolta catalán ha actuado de base en varias ocasiones, especialmente durante su estancia en el CN Helios, aunque su rendimiento baja muchos enteros y la LEB tiene poco que ver con la EBA. José Luis Abós probó con Mons en la posición de uno durante la pretemporada, pero fue un experimento veraniego que no arrojó excesivas conclusiones.