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La actuación de Albert Luque el pasado domingo ante el Racing de Santander fue clave para que el Real Mallorca consiguiera los tres puntos en juego. El delantero catalán tuvo una actuación brillante, fue el autor del primer gol aprovechando una perfecta asistencia de Javier Olaizola, dio el segundo y cerró su recital enviando dos balones al larguero. Y eso que no estaba al cien por cien ya que llegó de las antípodas con síntomas de gripe. Aragonés lo sacó de inicio y el futbolista cumplió.

El equipo necesitaba de un revulsivo y Luque no se escondió, exhibió su clase y abanderó la victoria de un equipo que estaba falto de ideas ofensivas, no por falta de calidad, sino porque faltaba un referente capaz de complementar a hombres como Carlos, que también marcó, y que se mostró más cómodo sin tener toda la responsabilidad sobre sus espaldas. «Sabía que todos esperaban mucho de mí y de Samuel. Lo hablamos ya cuando estábamos en Sydney y salí al campo a darlo todo, estaba con muchas ganas y muy motivado y por fortuna todo salió bien aunque sufrimos mucho. Sufrimos demasiado ya que por oportunidades merecimos encarrilar el partido ya en la primera parte», manifestó el delantero catalán.

El futbolista de Tarrasa pasó por la escuela del Mini Estadi, Johan Cruyff le tenía en la recámara de su proyecto de futuro pero el fin del técnico holandés en Can Barça acabó con su singladura azulgrana. De ahí al Ferrán Martorell para después llegar a la Isla a través de un agente yugoslavo. El jugador estuvo un periodo a prueba y el secretario técnico, Pepe Bonet, recomendó definitivamente su fichaje. Ahora el club balear vuelve a tener en sus filas a uno de los delanteros jóvenes con mayor talento del fútbol nacional y que está dispuesto a conseguir cosas importantes en la presente temporada. Sin embargo ante el Deportivo puede tener problemas.