Michael Schumacher y la escudería Ferrari han culminado cinco años de lucha para lograr el Mundial.

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EFE - SUZUKA
El alemán Michael Schumacher y la escudería Ferrari culminaron ayer cinco años de lucha con la victoria en el GP de Japón, lo que le ha permitido al piloto lograr su tercer campeonato del mundo de Fórmula Uno y poner fin a una espera de 21 años en la casa italiana para ver a uno de sus pupilos conseguir el campeonato.

El de ayer es el tercer título mundial de Michael Schumacher, tras los conseguidos en 1994 y 1995, y el octavo piloto que lo consigue al volante de un Ferrari, al tiempo que han conseguido terminar con el maleficio del GP de Japón, en el que siempre que se han jugado el título lo han perdido y siempre frente a pilotos de McLaren.

Las condiciones difíciles de la pista, con una fina lluvia que comenzó a caer en la vuelta 29 de las 53 de que constaba la carrera, pero que no fue lo suficiente como para que los pilotos montaran las ruedas de mojado, han sido decisivas para que lograra su octava victoria en el presente campeonato.

El momento cumbre de la carrera, que se inició con el dominio del finlandés Mika Hakkinen (McLaren MP4/15 Mercedes) y la incertidumbre de si este podría terminar la carrera, ya que un humo sospechoso salía de la parte trasera de su coche, fue la segunda parada para repostar y cambiar neumáticos.

El primero en hacerla fue Hakkinen, en la vuelta treinta y siete, mientras Schumacher iba a aguantar en pista tres vueltas más en las que iba a ocurrir de todo.

Primero el alemán se tocaba ligeramente con el brasileño Ricardo Zonta (BAR 02 Honda) en la entrada de la variante, a pesar de que le había dejado paso suficiente para el adelantamiento, luego, cuando llegó el momento de parar en la vuelta cuarenta, se encontró atravesado en la entrada de boxes al austriaco Alexander Wurz, que había dado un trompo.