Marga Fullana fue recibida por amigos y vecinos. Foto: TOMÁS MONSERRAT.

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Oro, plata o bronce, ayer no era un día para discutir de metales. Marga Fullana se convirtió en la gran protagonista del goteo de llegadas de deportistas mallorquines procedentes de Sydney. La vigente campeona del mundo exhibió en Son Sant Joan, ante un nutrido grupo de vecinos de Sant Llorenç entre los que se encontraba su padre, Jaime Fullana, una medalla que contiene satisfacción y tristeza a partes iguales. «Una medalla olímpica siempre es algo importante pero como sabéis no es ésta la que yo quería», señaló la ciclista a la prensa nada más poner el pie en Palma.

Preguntada sobre la respuesta de su localidad natal el día de su actuación "centenares de vecinos presenciaron la prueba la madrugada del sábado", Fullana tuvo palabras de gratitud y señaló que le habría gustado premiar a sus amigos con el oro olímpico: «Me veía con muchas fuerzas y creía que iba a lograr el oro, pero ya digo que vale más no darle vueltas y mirar hacia adelante». La ciclista, que llegó visiblemente cansada en compañía de su novio y mecánico personal, Miquel Àngel Rosselló, afirmó que el único plan de futuro que se ha trazado por el momento es descansar. «Ha sido una temporada muy intensa y dura y sólo pienso en tomarme un descanso porque lo necesito. Ya habrá tiempo para pensar en la planificación de la próxima temporada», indicó.

La llegada de Fullana puso el punto final a una jornada de encuentros en Son Sant Joan. Si la corredora de Sant Llorenç llegaba a Mallorca a primeras horas de la tarde, a mediodía lo habían hecho los también ciclistas Toni Tauler y Miquel Alzamora, junto con el seleccionador del equipo nacional de ciclismo en pista, Toni Cerdá.