Raúl, muy abatido tras finalizar el encuentro en el que falló un penalti decisivo en el tiempo de descuento.

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1 ESPAÑA: Cañizares; Michel Salgado, Paco, Abelardo, Aranzábal, Mendieta, Guardiola, Helguera, Munitis, Raúl y Alfonso.
Cambios: Urzáiz por Mendieta, Gerard por Helguera y Etxeberría por Munitis.
2 FRANCIA: Barthez, Thuram, Blanc, Desailly, Lizarazu, Djorkaeff, Deschamps, Vieira, Zidane, Dugarry, y Henry.
Cambios: Anelka por Henry.
ÀRBITRO: Pierluigi Collina (Italia). Mostró tarjeta amarilla a Alfonso, Guardiola, Michel Salgado y Paco, de España, y a Deschamps, de Francia.
GOLES:
Minuto 33, Zidane de falta directa, 0-1.
Minuto 37, Mendieta de penalti, 1-1.
Minuto 44, Djorkaeff de fuerte disparo, 1-2.

Zinedine Zidane recordó ayer en Brujas al mejor Maradona, al futbolista 10, al tipo que puede solventar un partido con su sola presencia, y abanderó el triunfo de Francia, que mandó a España a casa después de un meritorio partido de los españoles, que rozaron el milagro en el último minuto una vez más.

Cuando España hacía las maletas, llegó un penalti inesperado y absurdo de Barthez sobre Abelardo. Pero esta vez no tuvo la misma suerte el equipo español que ante Yugoslavia. Raúl mandó el balón a la grada y el sueño de España volvió a esfumarse en un torneo continental.

Fue un partido de alto voltaje. De un nivel sólo apto para aquellos que leen fútbol de alta escuela. Francia no es Eslovenia ni Yugoslavia ni nada parecido. Es otro mundo, un plantel de futbolistas maravillosos, a los que España hizo frente de manera encomiable.

Para ganar a Francia, España debía jugar al cien por cien de inspiración, con los cinco sentidos y con un ritmo endiablado, porque Francia no regala nada. La aparición de Munitis como interior izquierda fue interesante. La apuesta de Camacho dio resultado en el primer tramo. Munitis puso nervioso a Thuram, el sueño imposible del Real Madrid. Ayer Zidane se mostró jugador de otra galaxia. Él puede ganar solo un partido. Y con un magistral libre directo, puso a Francia en ventaja. España tuvo poder de reacción. Y cuatro minutos después, Mendieta, de penalti, tras derribar Thuram a Munitis, ponía otra vez el partido en órbita.

A Francia no se le puede dar un metro de ventaja. Un mínimo descuido es la tumba de cualquier rival suyo. Y justo antes del descanso, un error de ajuste defensivo permitió a Vieira pisar el campo con autoridad. Su pase medido hacia la derecha lo clavó Djorkaeff con gran clase. Con la victoria de Francia (2-1) se llegaba al descanso. La segunda parte se resume con lo acontecido en el descuento. Penalti del portero a Abelardo y Raúl toma la responsabilidad. Pero no hubo milagro. España vuelve a casa.