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EUROPA PRESS - LONDRES
El ministro británico de Interior, Jack Straw, ha puesto en tela de juicio a Bélgica sobre su actuación contra los ataques violentos de los aficionados ingleses en la Eurocopa 2000, en los que la mayor parte, según él, fueron puestos en libertad o expulsados sin ninguna pena legal.

«En este momento estoy examinando otras medidas que podemos tomar para asegurarnos de que los hooligans no viajen más al extranjero o si lo hacen, poder tomar las medidas oportunas a la vuelta», declaró Jack Straw a la BBC.

Sin embargo, el ministro aseguró que «esto ayudaría mucho si Bélgica, por ejemplo, hubiera actuado como en un principio dijo que iba a hacerlo, comprometiéndose a juzgar a aquellos hooligans u otras personas que atenten contra el orden», indicó.

Los gamberros ingleses provocaron violentos incidentes en Bruselas y Charleroi antes del partido que enfrentó a las selecciones de Alemania e Inglaterra, en los que más de 900 seguidores fueron arrestados.

«Siento que varios sistemas judiciales del continente (europeo) han probado este curioso procedimiento de arresto administrativo, que significa que la policía puede azotarles y después dejarles regresar», aclaró Straw.

El gobierno británico ha sido acusado después de estos incidentes al no haber tomado las medidas para atajar los enfrentamientos desde el principio, aunque ha manifestado que ha reforzado el dispositivo contra los hooligans.

A pesar de ello, el ministro afirmó que «sólo una mínima parte de los seguidores ingleses arrestados en Bélgica se encuentran en las listas de antecedentes de la policía inglesa».

Por su parte, el ministro portugués de Interior, Fernando Gomes, es partidario de que Inglaterra participe en la Eurocopa que se disputará en su país dentro de cuatro años pese a la violencia que caracteriza a sus hinchas.