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Cuando el italiano Stefano Braschi decretó el final del partido los aficionados madridistas del Real Madrid emprendieron su particular peregrinación a la plaza Joan Carles I "la plaza de las tortugas". Manolo Sanchís levantó la octava Copa de Europa de la historia del club blanco y miles de simpatizantes merengues quisieron celebrar el título.

La plaza de las tortugas 'sufrió' la alegría de los aficionados madridistas que se bañaron y gritaron cánticos a favor del Real Madrid. Los jugadores firmaron un encuentro excepcional y los sufridos seguidores quisieron romper definitivamente con los nervios y desatar la euforia. El Madrid volvió a escribir una página brillante y los hinchas no dejaron la posibilidad de celebrarlo.