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1 MALLORCA B: Oliveira (0), Cordero (0), Rubiales (0), Romerito (1), Àlvaro Cámara (2), Buades (1), Àlvaro Novo (1), Jonathan (1), Güiza (1), Robles (0) y Jesús (1).
Cambios: Albert Riera (2) por Rubiales, Viale (1) por Robles y Jacobo (1) por Jonathan.
0 HOSPITALET: Miguel Navarro (2), Aitor (1), Vázquez (1), Roberto Navarro (1), Lima (1), Melero (0), Marcos (0), Maceda (0), Ricky (1), Siscu (0) y Miki (-).
Cambios: Salmerón (1) por Miki, Juanjo (1) por Aitor y Javi García (-) por Maceda.
ÀRBITRO: Pérez Lima (Colegio tinerfeño). (0). Mal. Amonestó con la cartulina amarilla a los locales Romerito y Albert Riera y a los visitantes Melero y Salmerón. Expulsó por doble amonestación al jugador catalán Siscu en el minuto 36.
INCIDENCIAS: Algo más de 1.000 personas en las gradas del Lluís Sitjar. Terreno de juego en excelentes condiciones.
GOL:
Minuto 70, Jesús aprovecha un rechace del portero a disparo de Güiza y marca de tiro raso, 1-0.
LO MEJOR: La campaña
LO PEOR: El partido

XISCO CRUZ
Sólo a un equipo que ha sumado 18 empates a lo largo de la fase regular le podía faltar un punto para certificar su ingreso en el segundo ciclo. En una tarde de transistores quemados, de humo alargado desde el polígono y de combinaciones imposibles, el filial volvió a llorar, tal como hiciera un año antes. Cayó rendido a los pies del Hércules y enterrado por las monedas del Murcia, porque el raspado triunfo ante el Hospitalet no le bastó. El Mallorca B no jugará la fase de ascenso a Segunda porque le sobró equilibrio y repetirá en una categoría que no entiende de ilusiones, sólo de realidades. Una pena, (1-0).

La larga concentración dejó secuelas en forma de nervios y responsabilidad, algo con lo que se ha encontrado el grupo balear a final de temporada y con los que no contaba al principio. Y eso que en el primer minuto Jonathan pudo dar la tranquilidad necesaria para jugar los noventa minutos sin presión.

Pero poco tardó el filial en estrellarse con su identidad; con la misma velocidad que Oliveira se adueñaba de la histeria, el Murcia y el Hércules trazaban su curva hacia la liguilla. El conjunto mallorquinista, precipitado y con poco sentido de la verticalidad, se perdía en en balones horizontales y en la espesura mental de Buades y Robles.

En la reanudación Juan Ramón López cambió los colores del dibujo y Buades dio un paso por delante de Robles. El equipo agradeció el empuje del pobler y pisó más el área catalana. Avisó el mallorquín con un cabezazo en el minuto 60 y diez minutos después Jesús acertó a empujar a la red; fue una jugada que fue de derecha a izquierda, que Albert Riera estrelló en el cuerpo de Miguel Navarro, que Güiza no pudo cristalizar y que el extremeño puso en la red (minuto 70).

En ese momento el Mallorca B besaba la liguilla de ascenso, porque Figueres y Murcia empataban en Vilatenim. Los últimos minutos se vivían pegados a las ondas herzianas, hasta que desde del Ampurdà se cantaron las malas noticias. Dos goles en el descuento desplazaban al filial de la lucha por la segunda fase y habilitaban a murcianos y alicantinos.