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69 DRAC INCA: Roe (11), Yáñez (6), Felipe García (5), Merchán (9), Merino (4) "cinco inicial", Jesús García (0), Alzamora (14), Monclova (15) y Rubchenko (5).
19 de 34 en tiros de 2 puntos. 4 de 22 en tiros de 3 puntos. 19 de 25 en tiros libres. 33 rebotes (21 en defensa y 12 en ataque). 20 faltas personales.

87 CAJASUR: Camacho (0), Manu Gómez (17), Oscar González (15), Gladness (24), Alonso (8) "cinco inicial", Alastuey (0), Miguel Gómez (0), Liñán (12), Mesa (3) y Sala (10).
21 de 38 en tiros de 2 puntos. 11 de 22 en tiros de 3 puntos. 14 de 19 en tiros libres. 28 rebotes (18 en defensa y 10 en ataque). 20 faltas personales.

ARBITROS: Garmendia Zorita y Sánchez Martín. Excluyeron por cinco faltas personales a Monclova (minuto 36).

Marcador cada 5 min: (8-13) (11-20) (23-26) (33-38) "descanso" (46-46) (50-61) (62-77) y (69-87) "final.
El Palau vivió su noche más lúgubre. Drac Inca se suicidó y dio un portazo enorme a los cuartos de final. Justo cuando el currículo mejoraba su aspecto y exhibía cosas interesantes, el grupo de Olmos recibió una lección con párrafos humillantes que hizo añicos el legado obtenido en Córdoba. Cajasur equilibró la serie (2-2) y se rearmó anímicamente a costa de un equipo que se olvidó de cualquier concepto global y se empeñó en buscar héroes. Pero el partido escribió muchas más cosas. Lou Roe sufrió un esguince en el nacimiento de la cita que condicionó su baloncesto y la hinchada respondió como nunca debe hacerse a las provocaciones de jugadores y cuerpo técnico visitante.

El partido tuvo que ser interrumplido a falta de un solo minuto para el final y después de que se arrojaran diversos objetos sobre el banquillo visitante. El incidente precisó la intervención de las fuerzas del orden, que no tuvieron excesivos problemas para calmar los ánimos. Fue el peor resultado posible a la actitud de un entrenador "Rafa Sanz" que parece rendir culto a la provocación y a las malas formas y que la pareja arbitral dejó siempre campar a sus anchas.

Al margen de Sanz, Cajasur se concedió un partido enorme a costa de un Drac Inca que vivió durante todo el partido un peldaño por debajo y que nunca supo reponerse a la ausencia de Lou Roe. El perímetro del cuadro andaluz dictó sentencia y marcó siempre el desarrollo del duelo. Las primeras secuencias fueron delatadoras. Manu Gómez se apropió de la pintura, mientras que Oscar González rompió al Inca desde fuera. Sin argumentos para frenar a esta sociedad, el cuadro mallorquín alimentó su hoja de deméritos con un ataque espeso y errático que tuvo una rápida proyección en el electrónico (11-20 al final del primer cuarto). Olmos buscó solvencia tirando de Monclova y Rubchenko. El equipo se recompuso y Merchán lideró un pequeña rehabilitación (30-28 en el minuto 18), pero Cajasur no tardó demasiado en recomponerse y volver a mandar (33-38 al final del primer acto).