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Diego se plantea el futuro. Seguir en el Mallorca es una hipótesis no descartable, pero tal y como está la situación es poco probable que el futuro del punta sevillano siga ligado al club balear. El domingo la grada volvió a examinarle sin piedad y los constantes abucheos obligaron a su entrenador a mover pieza y a buscarle acomodo en el banquillo. Ahí al menos nadie le abucheó. La situación es difícil de entender, pero la realidad es que la grada no perdona a Diego y la carga de presión a la que está sometido el futbolista es total y absoluta. Tristán sale condicionado al terreno de juego y el propio futbolista reconoce que con este panorama jugar al fútbol es prácticamente imposible. «Salir a jugar así es muy difícil, prácticamente imposible. Quieras o no aunque la procesión va por dentro y quieras estar al máximo nivel de concentración la situación te puede un poco», dijo el futbolista.

Destacar que el club, su agente, y el propio futbolista se están planteando la situación de cara a la próxima temporada es recurrir a una obviedad ya que nadie está a gusto con lo que está ocurriendo domingo tras domingo. Ahora le restan cinco partidos a esta Liga, lo que ocurra después ya se verá pero el futuro de Diego está lejos de Son Moix. «Ahora no hay que dar vueltas a la situación, hay que jugar hasta el final y cuando acabe la temporada habrá tiempo para hablar y para solucionar el tema. Me quedan cuatro años más de contrato en el Mallorca pero el club también lo tiene muy claro en este sentido y sabe que seguir en una situación así para un futbolista es imposible» dijo Tristán.

Se puede decir más alto pero no más claro. Diego es optimista por naturaleza pero ha dicho basta y su marcha del Mallorca se producirá al término de la temporada. El Real Madrid le ha seguido de cerca, el Calcio también aunque todo lo que se diga al respecto es pura especulación. Equipos que pujan por él no le faltan. Su calidad está fuera de toda duda y su rendimiento, en el primer año que juega en Primera, es sencillamente extraordinario pese a que la grada no le perdona una.