Los jugadores mallorquinistas celebran uno de los tres goles que consiguieron ayer en el Nou Camp. FOTO: ALFAQUI.

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0 BARCELONA: Hesp, Puyol, Abelardo, Frank de Boer, Bogarde, Gabri, Xavi, Cocu, Figo, Rivaldo y Kluivert.
Cambios: Litmanen por Gabri, Simao por Rivaldo y Dani por Kluivert.
3 MALLORCA: Leo Franco, Olaizola, Siviero, Nadal, Soler, Engonga, Lauren, Ibagaza, Stankovic, Eto'o y Tristán.
Cambios: Fernando Niño por Nadal, Carreras por Stankovic y Carlos por Diego Tristán.
GOLES: 0-1, min.14: Eto'o. 0-2, min.73: Eto'o. 0-3, min.74: Carreras.
ÀRBITRO: Javier Turienzo Alvarez (Colegio Castellano-Leonés). Mostró la cartulina amarilla a Cocu (m.33), Stankovic (m.35), Kluivert (m.41), Fernando Niño (m.50), Olaizola (m.63), Eto'o (m.64) y Lauren (m.82).

TOMEU TERRASA
El Mallorca ya no es ningún náufrago en el campeonato. Acudió al Camp Nou necesitado de una tabla de salvación y se agarró a lo más sólido que encontró: un Barcelona tosco y tardón, huérfano de recursos, vacío de contenido, sin centro del campo, bandas ni pegada. O sea, una ruina.

Fernando Vázquez hizo algo más que firmar en el libro de oro de la historia (el Mallorca nunca había ganado al Barça en el Camp Nou en un partido de Liga). El técnico gallego apeló al orden para remontar la delicadísima situación en la que se encontraba su equipo antes de saltar al césped, apostó por un coherente sistema de contención y confió el desenlace de los contragolpes a la velocidad de Samuel Eto'o. El camerunés demostró ayer que, además de un abnegado corredor, es un futbolista agradecido y correspondió a la confianza del gallego con una actuación estelar. El delantero mallorquinista abrió y sentenció una función que acabó, tras el gol de Carreras, siguiendo la más estricta tradición blaugrana, con una monumental pitada hacia el asiento de Van Gaal.

El descenso da ya muy poco miedo. No sólo por el espléndido resultado en el Camp Nou sino por la tranquilidad que recobra un grupo que tenía el ánimo comido por los últimos malos resultados. El Mallorca salió del pozo por la puerta grande. Ya no mira abajo y, puestos a hacer planes, las apreturas del campeonato permiten hasta observar un regreso a Europa como alternativa no tan lejana. Del dramatismo a la alegría en noventa minutos que se pusieron de cara muy pronto, cuando Eto'o se llevó por piernas un contragolpe en combinación con Tristán para colocar el balón a un palmo de la influencia de Hesp.

Las estadísticas del encuentro "dominio abrumador del Barça en la posesión del balón y en las pseudoocasiones de gol que se habían creado hasta el 0-1" saltaron en pedazos. El Mallorca ya no era el equipo apocado de los minutos iniciales y comenzaba a sentirse muy cómodo visitando con mínima frecuencia pero máxima efectividad el portal defendido por Hesp. El Barça reaccionó mal al resultado en contra. Puyol y Bogarde estaban anulados en sus subidas por banda, Figo se tropezaba con Miquel Soler y Olaizola y Rivaldo andaba espeso. Con aquel panorama, a Kluivert sólo le quedaba rematar desde cualquier posición, con cualquier extremidad, en cualquier momento. No había transcurrido la media hora de partido y el Barça ya estaba lleno de urgencias. El paso del tiempo contribuyó a acentuar el guión: el Barça cada vez más desquiciado; el Mallorca, cómodo y feliz en su guerra de guerrillas. Dos minutos bastaron para acabar con cualquier atisbo de esperanza desde el cuartel general de Van Gaal. Eto'o sentenció el encuentro y Carreras envió saludos a su ex club culminando un sensacional pase del camerunés, que redondeó su soberbia tarde con un gesto de generosidad. Fue el colofón a una gran tarde del Mallorca. Y del Dépor, por supuesto.