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Enamorado confeso de Mallorca, Antonio Díaz Miguel siempre encontraba una excusa para viajar a una Isla en la que participó activamente en cualquier actividad relacionada con el deporte que tanto amó y al que tanto dio. Propietario de una vivienda en el Paseo Marítimo de Palma, el que fuera seleccionador nacional durante 27 años consecutivos aprovechaba los veranos para realizar diversos campus dirigidos a los más jóvenes así como infinidad de clínics, conferencias y cursos para entrenadores.

Catalogado por algunos como un auténtico «enfermo del baloncesto», la vinculación y apoyo de Díaz Miguel con el deporte de la canasta de les Illes fue reconocida por la propia Federación balear (FBIB), que le distinguió en varias ocasiones. El también ex entrenador del Real Madrid sentía una predilección especial por la costa Norte de Mallorca y durante el estio era frecuente encontrarlo en la playa de Alcúdia. Al margen de sus visitas de carácter privado, la última presencia de Antonio Díaz Miguel en la Isla relacionada con el baloncesto cabe buscarla en el verano del 98, fecha en la que dirigió un campus. Su involucración en este tipo de eventos nunca fue testimonial y siempre estuvieron marcados por un gran éxito de participación. Era el primero en llegar a la pista de entrenamiento y el último en marcharse.