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El centrocampista holandés Clarence Seedorf eligió el día de Nochebuena para certificar su marcha del fútbol español al Inter de Milán y despedirse del Real Madrid, la casa que le ayudó a alcanzar de nuevo la gloria y en la que se fraguó una leyenda llena de controversias. Seedorf abandona España entre interrogantes. Su reputación y calidad futbolísticas se han visto solapadas por las constantes interferencias que ha habido en su relación con algunos de los innumerables técnicos que ha albergado el banquillo del Real Madrid en las tres últimas temporadas.

De su idilio con Fabio Capello, su auténtico benefactor, pasó a una etapa de respeto con Jupp Heynckes, con quien se encumbró al ganar una nueva Copa de Europa, y que sirvió de punto de inflexión en su trayectoria como madridista. En su apogeo, Seedorf decidió comprometerse mediante contrato con la entidad blanca y no tuvo reparos en plasmar su fidelidad al blindarse con una cláusula de rescisión de 21.700 millones de pesetas. El madridismo le elegía como uno de sus iconos.

A partir de ahí, el destino giró bruscamente para Seedorf. Ni con Hiddink ni con Toshack encontró la horma de su calzado, lo que hizo que su calidad fuera mezclándose con un halo de indisciplina y rebeldía por la posición que ambos le asignaban sobre el césped. Sus discrepancias técnicas le llevaron a labrarse una fama un tanto turbia entre la afición, dividida entre alabanzas y silbidos.