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EFE - JACAREPAGUÀ (BRASIL) El japonés Norifumi Abe (Yamaha) se adjudicó su primera victoria de la temporada «in extremis» ante la oposición del italiano Max Biaggi (Yamaha) en el GP de Río de Janeiro de 500 c.c., donde se coronó el español Àlex Crivillé (Honda) campeón del mundo de la máxima cilindrada. Esta es la primera vez en la historia del motociclismo que un piloto español se proclama campeón del mundo en la categoría reina y también la primera en los últimos 17 años que lo hace un europeo, frente al dominio de estadounidenses y australianos.

En esta ocasión hubo dos carreras completamente distintas. Una de los que aspiraban a la victoria en el gran premio y la otra la de Crivillé y Okada por el título mundial. Todo estaba a favor del español; pero el japonés no se lo puso nada fácil, hasta que cometió un error garrafal que le entregó en bandeja el título al español, quien hasta ese momento se conformaba con entrar entre los diez primeros, lo que le daba matemáticamente el título.

Quedaba mucha carrera por delante cuando en la vuelta duodécima Okada se ve rebasado por su compatriota Abe, quien tras realizar un gran esfuerzo consiguió hacer desaparecer el hueco que habían conseguido sus rivales e incluso rebasar a uno de ellos, Okada. Fue entonces cuando el nipón cometió un error tremendo, al aproximarse mucho a la moto de su rival en una apurada de frenada y la rueda delantera de su Yamaha contactó con la trasera de Abe. Este pudo continuar sin problemas donde estaba, pero Okada, para poder controlar la moto tuvo que salirse de la pista. Regresó, pero lo hizo detrás del grupo de Crivillé, sus opciones de retrasar el alirón del español eran nulas.

Sabedor de esa circunstancia, Crivillé se creció. La cabeza de carrera estaba lejos. Okada no podía llegar y ya cualquier resultado valía. El piloto español dejó hacer unas vueltas al australiano McCoy, antes de doblegarle y, a pesar de los intentos de Okada, cerró todos los huecos e impuso el ritmo que más le interesó para entrar sexto en línea de meta. Eclipsada por el «efecto Crivillé», no puede pasar inadvertida la gran carrera de Sete Gibernau (Honda), que tras luchar enconadamente con el grupo de cabeza logró una muy meritoria quinta plaza final.

El italiano Valentino Rossi (Aprilia) logró el segundo título de la jornada y también de su carrera de la forma más convincente, al ganar en 250. El español Emilio Alzamora (Honda) defendió con garra su liderato en 125, a pesar de todas las adversidades que tuvo que superar durante los entrenamientos, que ayer no le impidieron ser tercero.