Los jugadores del Mallorca forman una piña para celebrar el primer gol conseguido por Diego Tristán. Foto: JOAN TORRES.

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T. TERRASA, M. ALZAMORA, J. TORRES.
ENVIADOS ESPECIALES A TEPLICE
(REPÚBLICA CHECA)

1 TEPLICE: Machacek (0); Brabec (1), Rizek (2), Frtala (1), Rada (1); Kukol (2), Fousek (1), Frydek (2), Tesarik (1); Kolomaznik (1)y Verbir (2).
Cambios: Soruada (2) por Fousek, Jindracek (1) por Frydek y Vacousek (s.c.) por Rada.

2 REAL MALLORCA: Burgos (2); Olaizola (1), Siviero (1), Nadal (2), Miquel Soler (1); Lauren (1), Paco Soler (2), Serrizuela (0), Stankovic (2); Quinteros (0) y Diego Tristán (3).
Cambios: Ibagaza (0) por Quinteros y Carreras (1) por Paco Soler.

GOLES: 0-1. Min.26, Tristán, de cabeza, tras aprovechar un centro de Lauren. 0-2. Min.30, Tristán, tras una jugada personal dentro del área. 1-2. Min.67, Verbir, de cabeza, después de un rechace de Burgos y el palo.

ARBITRO: Mikko Vourela (Fin). Mostró tarjeta amarilla a Tristán (min.83) y Siviero (min.85) del Mallorca.
Estados de ansiedad, pérdida de autoconfianza, una permanente sensación de inseguridad; todo síntoma de depresión desaparece cuando el Mallorca consume Tristán. El grupo de Vázquez recuperó la sonrisa en Europa sometiéndose a un adecuado tratamiento de Tristán, el medicamento milagro. Dos dosis en noventa minutos que restituyen la autoestima de este equipo al que se le hiela la sangre cada vez que mira la clasificación de la liga española.

Pero ayer no había liga y volvió a salir cara. En una reedición del encuentro disputado hace un mes ante el Sigma Olomouc, el Mallorca volvió a resolver un encuentro sometido a una pura ley física: ganó el más fuerte. Sin desplegar un juego nada brillante, con un centro del campo constantemente embarullado y falto de criterio y contínuos despistes a la hora de desplazar el balón, el equipo bermellón, se mostró, pese a todo, más compacto que su voluntarioso rival. Sin embargo el encuentro tardó veintiséis minutos en tintarse de bermellón. Después de un periodo incierto en el que el Teplice llegó incluso a acercarse a las inmediaciones de Burgos, el Mallorca volvió a ver la luz en Europa en una acción de Lauren por banda derecha que Tristán remató de cabeza al fondo de la red después de que el balón se escabullera de las manos de un desatinadísimo Machacek.

El ex jugador del filial recogió un balón fuera del área, aguantó con tranquilidad la presión del central Bravec, le sorteó y marcó un tanto con aroma a sentencia final. Tristán dio ayer un paso importante en su camino hacia la fama europea. Hoy Teplice ya tiene de quién hablar. La pequeña ciudad checa, que acogió con bastante indiferencia el encuentro de ayer, sigue sin saberse la alineación del Mallorca, pero conoce perfectamente los dos nombres que dejaron virtualmente en la cuneta a su correoso equipo: Germán Burgos - excelente la actuación del cancerbero argentino- y, por supuesto, Diego Tristán.

Sin embargo, todo cambió precisamente en el momento en que el Mallorca había reunido más argumentos para autoconvencerse de su superioridad. Cuando la eliminatoria parecía perfectamente encarrilada, el Teplice despertó.

Bien conducido por Frydek, Fousek y especialmente por un bullidor Sourada, el equipo checo se adueñó en un santiamén del centro del campo. En él instaló su campamento base y desde ahí inició una sucesión de incursiones al área bermellona que dieron fruto muy pronto, cuando. Verbir aprovechó un balón repelido por el palo para acortar distancias. Fueron veinte minutos de intenso sufrimiento para un Mallorca que, pese a todo, volvió a sonreir en Europa y que deja la eliminatoria casi sentenciada gracias a esta terapia llamada Diego Tristán.