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57 MELILLA CAJA RURAL: Silva (8), Moore (4), Rutland (9), Lluís Martínez (13), Pérez (14) -cinco inicial- Gil (0), Rueda (0), Torrubia (5), Doblas (2) y David García (2).
21 de 42 en tiros de 2 puntos. 3 de 18 en tiros de 3 puntos. 6 de 7 en tiros libres. 26 rebotes (15 en defensa y 11 en ataque). 17 faltas personales.
97 BASQUET INCA: Chambers (22), Roure (6), Monclova (11), Rubchenko (27), Gonzalo Fernández (5) -cinco inicialYáñez (17) y Merino (9).
21 de 32 en tiros de 2 puntos. 12 de 20 en tiros de 3 puntos. 19 de 22 en tiros libres. 25 rebotes (22 en defensa y 3 en ataque). 14 faltas personales.

ARBITROS: González y Guzmán. Sin eliminados.
Marcador cada 5 minutos: (9-11) (17-23) (25-32) (33-47) -descanso- (38-56) (40-71) (46-81) y (57-97) -final.
Incidencias: Pabellón V Centenario. 2000 espectadores. El público local despidió al Inca, que contó con el apoyo de un pequeño grupo de aficionados, con una sonora ovación.

Las ansias expansionistas del Bàsquet Inca son una realidad tangible. Acostumbrado a mal vivir en las cavernas, la revolución aplicada durante el estio por Paco Olmos ha quebrado de una vez por todas con un pasado teñido por el fracaso. Las cosas han cambiado. Seis jornadas después, el perdedor por antonomasia de la LEB gobierna con una autoridad casi insultante y Melilla ha supuesto un punto de inflexión. Liderato al margen, el Inca asestó como visitante la mayor humillación que recuerda su historia e incluso la propia competición. Lo hizo dejando rastro de depredador, ante un equipo diseñado para el ascenso y rindiendo a un Pabellón V Centenario que despidió a los Rubchenko y compañía con una sonora ovación; circunstancia que delata con fiabilidad el tamaño del festin inquense.

Acarició la perfección el baloncesto fabricado por los mallorquines durante el primer acto. De hecho, en este periodo cosió gran parte de su éxito. Olmos dió lustre a su pizarra tejiendo una defensa zonal que provocó un cortocircuito inmediato e industrial en las filas del Melilla. Nunca encontró recursos el equipo de Pepe Rodrígez para otorgar ciertafluidez a su ataque y siempre andó atascado. Sólido en defensa, el otro elemendo de mayor desequilibrio estuvo en el perímetro. Roman Rubchenko (20 puntos en el primer tiempo de los 47 que convirtió su equipo) hizo lo que quiso. Nadie pudo con él. Amparado en la prodigiosa mano del ucraniano el Bàsquet Inca no tardó en tomar impulso y en administrar las primeras ventajas importantes en el marcador.

El Melilla se aferró a Lluís Martínez para no perder sitio, pero el trabajo de Jeff Chambers, Gonzalo Fernández y el propio Rubchenko bajo los tableros también anuló uno de los principales recursos ofensivos del Melilla. Cedric Moore, el escudero de Martínez, también ha perdido su sitio y al término del primer tiempo el marcador sonreía a un Bàsquet Inca que lo había hecho todo bien. El partido estaba inclinado.