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El pasado domingo, el director general del Consejo Superior de Deportes, Eugenio López, restó importancia a la preocupación con que los organizadores de la Universiada habían contemplado el flagrante retraso de Son Moix recurriendo al ejemplo de los padres primerizos: «Eso es como el matrimonio que va a tener un hijo. Se fía de los consejos del médico pero no está tranquilo del todo hasta que ve con sus propios ojos que todo sale bien. Como se ha comprobado, al final no ha habido problemas y la Universiada ha tenido el estadio a tiempo», aseguró López en un encuentro con los medios locales.

Finalizados los Juegos, es al Real Mallorca al que le toca entrar en el paritorio. En las antípodas del tranquilizador discurso de López, los directivos de la entidad "usufructuaria del estadio durante un periodo de 65 años" observan con gran preocupación el estado del recinto atendiendo a una fecha que no admite demoras: el 11 de agosto, día en que tendrá lugar el primero de los dos encuentros que el equipo de Mario Gómez deberá disputar en la fase previa de la Liga de Campeones.

A falta de menos de un mes para esa jornada, Son Moix ofrece muy pocos argumentos para tranquilizar a su futuro inqulino. Hay que colocar nuevo césped "sin duda el punto que más preocupa al club", las taquillas están sin hacer, faltan los tornos y los separadores de las distintas zonas del estadio, además de reacondicionar la zona de las cabinas de prensa y los aparcamientos.