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ESPECIAL PARA UH
Mario Cipollini continúa acaparando triunfos y pulverizando marcas, ya que el italiano de Saeco volvió a levantar los brazos al cielo como vencedor de etapa, esta vez en Thionville, una pequeña localidad fronteriza con Luxemburgo, en la que ha escrito una brillante página en su historial deportivo, al lograr la cuarta victoria consecutiva en la carrera ciclista más importante del mundo.

Cipollini lo avisó el día anterior. Su ambición no tiene límites y prometió que iría a por el cuarto triunfo en Thionville. El de Saeco ha sacado toda su adrenalina y se ha embarcado en la labor de demostrar a sus técnicos que se equivocan al dejarle marchar y sin duda lo está consiguiendo. Ganar cuatro etapas consecutivas en el Tour de Francia sólo está al alcance de los más grandes y Cipollini lo es en su especialidad.

El trazado de la séptima etapa (Avesnes Sur Helpe-Thionville 227 kms) era muy molesto para los corredores, sobre todo en los últimos 80 kilómetros, con una carretera muy estrecha y con peligrosas curvas. Los 227 largos kilómetros se convirtieron en una tortura para los que esperan la contrarreloj de Metz como plataforma de lanzamiento hacia los primeros puestos.

Desde los primeros momentos se produjeron intentos en un pelotón inquieto pero que no permitió la salida de nadie hasta el kilómetro 24. Allí se «coció» la aventura de la jornada. Stephane Heulot, Lylian Lebreton y Henk Vogels abrieron brecha y se fueron de sus compañeros de viaje. De los tres, sólo el francés Lebretón se resistió y primero el alemán Vogels y después Sthepane Heulot cedieron en su intento y dejaron a Lebretón solo ante el peligro.