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Nueve toneladas de verdura, cuatro de pechugas de pollo, dieciséis de lechuga, ocho de fruta, doscientos mil panecillos. El carrito de la compra no tiene cabida en las mastodónticas cifras que manejan quienes llevan a cabo el abastecimiento alimenticio de la Universiada. Por encargo del comité organizador, la empresa Eurest servirá durante la celebración de los Juegos más de doscientos mil menús entre desayunos, comidas y picnics a los seis mil participantes y cinco mil voluntarios que intervienen en el evento. «Tenemos la experiencia de las compañías aéreas, que son muy exigentes, y además de efectuar unos estrictos controles de calidad procuramos dar variedad porque cada deportista tiene sus peculiaridades. En este sentido la fórmula idónea es el bufete», señala Marga Bauzá, dietista y responsable de higiene y calidad de Eurest. A fin de controlar todo el proceso de producción, la empresa encargada del servicio de catering de la Universiada supervisa los alimentos desde la recepción de las materias primas hasta la entrega en los cinco establecimientos hoteleros que alojan a los participantes. «Vigilamos sobre todo que se respete la cadena de frío, los alimentos siempre están a temperaturas inferiores a diez grados para evitar complicaciones sanitarias», asegura Bauzá.

Además de los menús para los deportistas, Eurest abastece también a los voluntarios con picnics consistentes en platos fríos de tortilla, escalope etc... y bocadillos. Tanto éstos como los menús que se llevan a los hoteles van envasados con fecha de caducidad. Una vez en el hotel, los alimentos se colocan en dos líneas de autoservicio para que los deportistas escojan la comida.