TW
0

No ha hecho falta hablar. Ni tan siquiera una simple y breve llamada de teléfono. Unas semanas despues, el calendario ha forjado una gran amistad. Menorca Bàsquet se partirá el alma por ganar en A Coruña y colaborar en el rescate del Bàsquet Inca. El grupo de Arbúcies no será menos. Se ha conjurado para detener la dinámica ganadora del Baloncesto Gijón y abrir a los menorquines las puertas del reservado en el que se acomoda la gente importante de la LEB. La competición invita a la hermandad entre los dos baleares de plata o a un intercambio de favores para consumar objetivos distantes pero que precisan colaboración externa.

La rivalidad ha quedado relegada a un segundo plano, incluso un poco más lejos. Menorca suspira porque el reencuentro del Bàsquet Inca con el éxito sea inminente, quiere verlo ganar cuanto antes, mientras que en la Ciudad de la piel el sentimiento que anida es el mismo. De hecho, una derrota de La Salle Maó en la pista del Sondeos podría tener consecuencias devastadoras para un equipo que trabaja para abandonar el sótano y lograr su presencia en los playoffs de clasificación.