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Con su manual y estilo por primera vez en entredicho y con muestras de vulnerabilidad difícilmente perceptibles durante todo el primer trayecto de la competición, el Mallorca buscará en el viejo Es Fortí y ante la Real Sociedad el reencuentro consigo mismo. Despojado de casi todas sus señas de identidad en Montjuïc, el grupo de Cúper afronta esta tarde un examen repleto de exigencias y que puede marcar un punto de inflexión.

De hecho, el entorno anda confundido. El Mallorca ha obtenido una recaudación ínfima en sus cuatro últimas citas "3 puntos sobre 12 posibles" y ante el Espanyol exhibió un rostro desconocido hasta la fecha. Espeso, dubitativo, fallón, carente de verticalidad y sin alma, el conjunto bermellón fue un equipo demasiado vulgar. Cúper no ha ocultado el esperpento de su equipo en Barcelona y en su última comparecencia ante los medios de comunicación advirtió que «perder siempre molesta, pero en ocasiones lo que más molesta es la forma en que se produce la derrota».

El técnico argentino, que en el transcurso de esta semana ha recurrido a la terapia de grupo en un ejercicio que el ha calificado como «autocrítica», sabe de la relevancia que ha adquirido el compromiso ante la Real Sociedad. «Nos debemos a nosotros mismos un buen partido y es lo que buscaremos. Los futbolistas muestran optimismo y eso es bueno para el partido, pero las cosas hay que demostrarlas dentro del campo sino no sirven para nada», subrayó el técnico balear en su valoración previa al duelo de esta tarde.