El búlgaro Penev y Marcelino mantuvieron un bonito duelo en el área durante los noventa minutos.

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4 CELTA:Dutruel (1), Cáceres (0), Djorovic (1), Berges (1), Michel Salgado (2), Mazinho (2), Makelele (1), Karpin (3), Juan Sánchez (1), (Revivo, min.62) (2), Mostovoi (3), (Tomás, min.89) s/n, Penev (1).
Cambios:Chichi Soler (2) por Ibagaza, Fernando Niño (s/n) por Chupa López y Carlos (1) por Biagini.
2 R.MALLORCA:Roa (2), Olaizola (2), Marcelino (1), Siviero (1), Miquel Soler (1), Chichi Soler (1), Stankovic (2), Lauren (1), Ibagaza (2), (Paunovic, min.79) (1), Biagini (1), «Chupa» López (2), (Carlos, min.68) (1)
ARBITRO:García Aranda, Colegio Madrileño. Mostró tarjetas amarillas a Lauren (min.17), Mazinho (min.36), Mostovoi (min.54).
GOLES: 0-1, min.22: «Chupa» López recoge un balón servido por Ibagaza y marca.
1-1, min.26: Karpin bate a Roa de disparo cruzado.
1-2, min.51: Biagini, de penalti.
2-2, min.58: Karpin, de fuerte disparo desde fuera del área.
3-2, min.86: Djorovic, de cabeza al saque de un córner.
4-2, min.90: Revivo, de un espectacular saque de falta.
INCIDENCIAS: Prácticamente lleno en Balaídos.

T.TERRASA/M.ALZAMORA - VIGO
Si alguien tenía alguna duda puede ir quitándosela de la cabeza. Mallorca y Celta están en lo alto de la clasificación porque juegan a fútbol, porque no se conforman ni con el liderato, porque corren en lugar de caminar, porque son los mejores. Bermellones y albicelestes danzaron bajo la lluvia celebrando su buena estrella en el campeonato en un espectáculo electrizante de juego y goles. Ni el derbi de hoy ni el fichaje de los De Boer. Mallorca y Celta son los grandes, los auténticos jefes de la Liga. Todo lo demás son cuentos. El Mallorca perdió tres puntos, pero ni una molécula de prestigio. El grupo de Cúper recibió el más duro castigo en lo que va de campeonato a manos de un Celta que apostó a doble o nada. Y salió doble: 4-2. El cuadro gallego ansiaba tanto el liderato que le perdieron las prisas y buscó el gol desde el primer segundo del encuentro, con una tromba de fútbol ofensivo que habría movido el marcador muy pronto de no ser porque ahí había un paraguas llamado Roa.