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El puente de la Inmaculada hizo tomar precauciones ayer al Real Madrid en la Ciudad deportiva. Hiddink entrenó a puerta cerrada para evitar el bullicio. Ayer, el club demostró que es una máquina de hacer dinero. Recaudó un millón en taquilla por ver una pachanga que presenciaron 2.000 personas.

En vísperas del partido, Hiddink seguro que hablará con su compatriota Clarence Seedorf, al que no le gusta nada que le cambien. Seedorf anda molesto con sus sustituciones. Dice que su imagen se deteriora día a día.

Hiddink no tiene dudas. Con la baja de Manuel Sanchis por sanción, el técnico repetirá por cuarta vez consecutiva una línea de cinco atrás, con tres centrales. Inició este nuevo sistema en Milán contra el Inter, y siguió con este modelo en Tokio y en Barcelona contra el Espanyol en Montjuic.

Fernando Hierro, Fernando Sanz e Iván Campo tendrán un sitio hoy en un estadio que, a pesar del frío reinante en Madrid, estará prácticamente lleno. Hay interés por ver el partido decisivo del grupo C, y por ver si el Real Madrid pone la primera piedra que le transporte a poder optar a la octava Copa de Europa, en la final del Nou Camp.