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Ninguna edición anterior de los Juegos se ha visto tan duramente golpeada por el dopaje como Río, que a pocos días de su inauguración se vio sobresaltada por evidencias de un dopaje de estado en ciertos deportes de Rusia, país ha visto reducida y limitada su participación.

Varias investigaciones dirigidas desde la Agencia Mundial (AMA) sobre las prácticas de Rusia han descargado una tormenta de magnitudes inimaginables, que empieza ya a generar tiranteces diplomáticas, hasta el punto de que el COI ha vetado al ministro de deportes ruso, Vitali Mutkó, en los Juegos.

Primero se supo cómo Rusia, con la IAAF como cómplice, consiguió dejar sin sanción numerosos positivos, lo que llevó a la Federación Internacional de Atletismo a suspender a la federación rusa de este deporte y con ello impedir la participación de sus atletas en competiciones internacionales.

Informes posteriores, y especialmente el denominado "McLaren" -conocido hace días- confirmó que Rusia entre 2011 y 2015 organizó un método de positivos que desaparecieron para proteger a los deportistas, atletas mayoritariamente, que participaban en el dopaje organizado.

En mitad de ese periodo de tiempo la localidad rusa de Sochi organizó en los Juegos de Invierno en 2014, pero las prácticas ya se llevaron a cabo para Londres 2012, el Mundial de Atletismo de Moscú 2013 y los Mundiales de Natación de 2015.

El informe, elaborado por el abogado canadiense Richard McLaren a petición de la AMA, confirma lo que ya denunció quien dirigió el laboratorio antidopaje de Rusia Grigory Rodchenkov -ahora exiliado en Estados Unidos y cuestionado por Rusia- y da cifras de positivos desaparecidos: 139 en atletismo, 28 en lucha, 27 en piragüismo y 26 en ciclismo.

Antes de esto el TAS recibió una reclamación de 68 atletas rusos para intentar poder competir en Río, algo que no han conseguido porque esta instancia ha mantenido su exclusión. Después el COI hizo exigencias a los deportistas rusos para acudir a Río: no haber sido nunca sancionados por dopaje y haberse sometido a análisis por parte de agencias internacionales. Deportistas de muchas modalidades han sido excluidos.

El dopaje suele sorprender. Hay quien defiende que los tramposos siempre van por delante. Pero el caso de Rusia ha superado cualquier previsión y ha cortado la historia olímpica de un país, que ya se perdió anteriores ediciones por motivos políticos, hasta ahora único argumento que ha excluido a países de unos Juegos.

Con todo esto pasó a un segundo plano la acreditación in extremis del laboratorio antidopaje de Río, el 20 de julio, después de tres suspensiones seguidas.

Había sido inhabilitado seis meses de forma temporal desde el 22 de mayo, después de haberse inaugurado el 9 del mismo mes.

Las anteriores suspensiones fueron en enero de 2012 y en agosto de 2013, por lo que las muestras del Mundial de Fútbol de 2014 fueran analizadas en Lausana (Suiza).

Los ministerios de Educación y Deportes brasileños invirtieron 151,3 millones de reales (unos 42,53 millones de dólares) en la construcción del edificio que acoge el Laboratorio de Apoyo al Desarrollo Tecnológico (Ladetec) del Instituto de Química de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), institución de la que forma parte el LBCD.

También se invirtieron 74,6 millones de reales (unos 20,97 millones de dólares) en la compra de nuevos equipos, materiales, mobiliario y operación, a los que se les sumarán 43,6 millones de reales (unos 12,26 millones de dólares) para la operación olímpica exclusivamente.

Otro sobresalto lo generó el COI al anunciar que el reanálisis de 454 muestras conservadas desde Pekín 2008 desveló 31 nuevos positivos de deportistas de doce países y seis disciplinas distintas.

Los nuevos análisis hechos en muestras guardadas desde Londres 2012 revelaron resultados adversos de 23 deportistas de cinco deportes pertenecientes a seis Comités Olímpicos Nacionales (NOCs).

La segunda tanda de muestras de Pekín y Londres reanalizadas ha revelado 45 nuevos positivos.

Los afectados no pueden competir en Río, donde tampoco estará la tenista rusa María Sharapova, una de las víctimas del famoso meldonium, un fármaco cardiovascular que está prohibido desde el pasado uno de enero y por el que ella dio positivo en el Abierto de Australia.

Los dos años de sanción que tiene impuestos, pese a que el TAS estudiará su caso en septiembre, impiden a Sharapova competir en Río, Juegos que se aproximan en mitad de la confusión sobre el tratamiento a los positivos por esta sustancia.

La situación ha obligado a la AMA a elaborar una guía para resolver los casos que argumenten haberlo consumido antes de su prohibición el 1 de enero, a la espera de los resultados de estudios adicionales sobre su eliminación.

El documento señala que "desde el 1 de marzo (y al menos hasta el 30 de septiembre) de 2016, los casos con una baja concentración (menos de un microgramo por mililitro) no serán considerados falta, según ha detallado la AMA que justifica su prohibición ante la evidencia de un claro abuso sobre el consumo de un fármaco que ayuda al corazón a soportar grandes cargas de trabajo físico.