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Si un nombre forma parte de la historia del taekwondo. Tres títulos mundiales, cuatro europeos y una larga serie de éxitos han hecho de la mallorquina Brigit Yagüe la mejor de todos los tiempos en esta modalidad, con la que tiene una cuenta pendiente. También con los Juegos, pues tras caer en primera ronda en Atenas 2004 (ante la tailandesa Boorapolchai) y perderse los de Pekín, la balear persigue en Londres 2012 la única presea que falta en su brillante hoja de servicios: la olímpica.

Yagüe es la única fémina clasificada por España (Joel González y Nicolás García completan el equipo) y saldrá a escena el miércoles 8 en el pabellón ExCel en -49 kilos. Tras lograr a lo grande y con el primer puesto el billete para sus segundos Juegos, la isleña sabe que puede ser su última oportunidad para conseguir el sueño que lleva toda la vida persiguiendo. «Vengo a por el oro. Llevo ocho años esperando este momento. Esta semana se me ha hecho larga y tenía ganas de llegar y vivir la experiencia de los Juegos», explicaba la taekwondista horas después de tomar contacto con la Villa Olímpica.

Además de luchar por las medallas y por el título olímpico, Brigit quiere «disfrutar al máximo de todo lo que suponen los Juegos, pero también a conseguir la medalla. Realmente, esto es muy bonito de vivir y no lo voy a olvidar nunca. Pero a medida que se acerque el campeonato, tendré más nervios, aunque ahora quiero vivir a tope los Juegos y adaptarme a la Villa».

La mallorquina es ambiciosa y tiene las preseas entre ceja y ceja. «Esperemos que este año, con la mentalidad con la que vengo, metiéndome menos presión que en Atenas y sin partir como favorita, que para mi es un punto a favor, pueda por fin ganar una medalla. Tengo unas ganas enormes de pisar el tapiz olímpico», asegura Brigit, que tras Londres cargará pilas en Mallorca y meditará su futuro en la alta competición, con la ilusión de ser madre, pero a la vez sin cerrar la puerta a futuros eventos.

«Tengo que recuperarme de mis lesiones, como la del isquio, y por ahora sólo pienso en estos Juegos, por su importancia y por ser la competición que me ha dado un estímulo para tirar adelante desde Pekín 2008», asegura.

Atrás quedan meses, años de duro trabajo, superando lesiones y estando al máximo nivel. Tras no poder estar en Pekín, Brigit encontró en Londres 2012 «una motivación para seguir adelante. Mi objetivo ha sido venir aquí, estar en los Juegos. Al no poder clasificarme para Pekín, me dí cuenta de que esto no es sólo la competición, sino disfrutar de todo. Del ambiente, de la Villa... En Atenas no lo hice, vine a competir, me fuí y nada más. Por eso, no me he creado la presión de entonces. Pero el objetivo es el oro, eso no va a cambiar porque no me gusta perder a nada».

El día más ansiado por Yagüe se acerca vertiginosamente, y a ese momento quiere llegar «al 100%. Saldré a por el oro, siempre voy a por ello. Pero si las cosas se tuercen, iremos a por las medallas, aunque yo he venido a demostrar que sigo aquí, que estoy bien y que puedo hacer realidad mi sueño. Aunque si soy plata o bronce, lo daré por bueno porque las medallas están muy caras. Cualquier metal está bien, pero yo quiero el oro y a por él saltaré a competir».

Cabeza de serie

La palmesana parte como cabeza de serie número tres en el cuadro de -49 kilos, pero pese a su palmarés y condición teme a todas las oponentes. «Sabemos más o menos los cruces, pero no los primeros combates. Más que quién me toque, me preocupa cómo esté yo. Si me encuentro bien y sé leer el combate, estaré cerca de las medallas. Sino, cualquiera que me toque me puede echar fuera. Quiero seguir la táctica del Preolímpico, donde había una presión añadida por jugarte la plaza para los Juegos», explicaba la mejor taekwondista de todos los tiempos.

«Todos los baches que he tenido, los he superado. No sólo por mis títulos, sino por el esfuerzo y el empeño por conseguir un sueño, y ése es una medalla olímpica, por eso creo que me la merezco. Tengo 31 años, he luchado mucho y me falta esa medalla que no tengo», asevera Yagüe, que tiene una nueva cita con la historia y con el hito que puede redondear una trayectoria irrepetible.