Marc Márquez y Jorge Lorenzo celebran el título de campeones del mundo por equipos del Repsol Honda. | Box Repsol

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El mismo escenario que le coronó por primera y última vez campeón del mundo fue el elegido por Jorge Lorenzo para bajarse de la moto, bajar la persiana tras dieciocho temporadas siendo un punto de referencia en el Mundial de motociclismo y convertirse en leyenda del deporte de las dos ruedas. Cheste, Valencia, donde hace apenas cuatro años completaba su pentacampeonato, dejando sin corona a Valentino Rossi y abriendo el único paréntesis hasta el momento en el reinado de Marc Márquez, se rindió ante la Honda número 99. Los últimos kilómetros de Lorenzo fueron un contínuo homenaje, un reconocimiento del paddock, de los medios de comunicación, de la afición, de sus rivales y compañeros sobre el asfalto... Demasiadas emociones en cuatro jornadas intensas, hasta tiernas en algunos momentos.

«Siempre he creído que hay cuatro días que son importantes para la vida de un piloto. Cuando debutas en el Mundial. Cuando ganas tu primera carrera. Cuando ganas tu primer Mundial, algo que no todos pueden conseguir y que yo y muchos hemos conseguido, y el cuarto es cuando anuncias tu retirada. Este día ha llegado para mí y estoy aquí para anunciar que este domingo será mi última carrera en MotoGP». El arranque de su discurso el pasado jueves marcó un antes y un después, porque Jorge fue el primero, un pionero en Balears. El que abrió la lata de títulos mundiales, el que más acumula, pero también, ha dejado como legado unos números irrepetibles.

No ha sido el mejor final, el epílogo deseado para un palmarés envidiable. Cerró su vida como piloto con el que ha sido su segundo año sin podios, tras el 2002 que significó su debut con Derbi (125 cc). Y con su clasificación más discreta desde entonces, cuando fue 21º. El domingo, acabó el Mundial 2019 decimonoveno, con 28 puntos, siete más que en su puesta de largo.

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Las lesiones, especialmente la que arrastra tras su caída en Assen, y la falta de feeling con la Honda precipitaron una decisión que muchos podía intuir pero nadie se esperaba a estas alturas. A sus 32 años, le quedaba una última bala para corregir un año difícil, dentro y fuera de las pistas. Sumó tres puntos que ayudaron al Repsol Honda a lograr la Triple Corona.

Se va Jorge. Pero Lorenzo deja unos números para recordar, que le sitúan entre los mejores de todos los tiempos. Cinco títulos mundiales, tres de MotoGP (el primero en esta era para España, en 2010, más los de 2012 y 2015) y dos en 250 centímetros cúbicos (2006 y 2007) presiden su hoja de servicios. Ha pisado el podio en 152 carreras de las 297 que ha corrido entre las tres cilindradas (51’1%).

Un total de 68 victorias (47 en MotoGP, 17 en 250 y 4 en 125 cc), 69 ‘poles’ y 37 vueltas rápidas redactan una larga historia que empezó a redactarse un 5 de mayo de 2002, en Jerez. Y que llegó a su fin un 17 de noviembre de 2019, en el Circuito Ricardo Tormo de Cheste. Pero cuyos orígenes nos remontan a Palma, a principios de los 90, cuando Chicho, su padre, le construyó su primera moto y le contagió su pasión por las dos ruedas. Una forma de vida, el sueño hecho realidad por el pequeño Giorgio, desde este domingo historia viva del deporte mundial.