La embarcación del K4 500 español, con el mallorquín Marcus Cooper Walz segundo por la izquierda, en acción. | Nacho Casares

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Marcus Walz hizo historia de nuevo colgándose la medalla de plata en la final del K4 500 metros de los Juegos Olímpicos de Tokio, siendo solo superados por Alemania. Cinco años después de subir a lo más alto del podio en Río 2016, el palista del Real Club Náutico del Portopetro dio otra gran alegría al deporte mallorquín y balear en la pista del Sea Way Forest de la capital nipona.

Walz, formando cuarteta con Saúl Craviotto, Rodrigo Germade y Carlos Arévalo, ya mostró sus credenciales avanzando con la mejor marca en su serie de semifinales (1:24.355), aunque lejos del registro de las eliminatorias por el mal tiempo en forma de viento y lluvia que afectó al desarrollo de las pruebas. Alemania también hizo lo propio.

La final estaba marcada por el pulso entre alemanes -campeones del mundo- y españoles. La embarcación que dirige Miguel García fue la que marcó el ritmo de inicio y en el parcial de 250 metros mandaba con dos décimas de margen sobre los germanos, que reaccionaron en el tramo decisivo para enseñar la proa al K4 español, que no pudo evitar que los campeones mundiales les rebasaran en los últimos 200 metros, para hacerse con el oro, con un tiempo de 1:22.219. Los españoles, con Marcus Walz en liza, fueron segundos y plata, a 22 décimas, mientras que los eslovacos, terceros y bronce entraron a 1'3 segundos de los nuevos campeones olímpicos.

De esta manera, Marcus Walz suma su segunda medalla olímpica junto al potente K4 500 español, una plata que da continuidad al oro en K1 1000 metros de Río 2016 y que, por poco margen, no pudo ser oro.