El palista mallorquín Marcus Cooper Walz durante un entrenamiento. | Redacción Digital

TW
0

Sorprendió a todos reventando la final del K1 1000 hace cinco años en la Laguna Rodrigo de Freitas. Nadie contaba con él y regresó a Portopetro con un oro al cuello. Y un lustro después, tiene una gran oportunidad para conseguir lo que nadie más ha podido en nuestra tierra. Marcus Cooper Walz podría convertirse en el primer deportista balear capaz de encadenar dos títulos olímpicos de manera consecutiva. Esta vez, con el potente y mediático K4 que capitanea Saúl Craviotto, a quien la motivación la que sería su quinta medalla y la posibilidad de ser el primer español con tres oros le lleva a ser el referente de un grupo con acento mallorquín y que destila aroma ganador.

Junto al citado Craviotto, su inseparable Rodrigo Germade y Carlos Arévalo, Marcus persigue un sueño, un reto planteado tras Río 2016 y que cuenta los días para poner en práctica todo lo ensayado milimétricamente en Trasona, a las órdenes de Miguel García. El K4 500 español se ha mostrado como una de las opciones más fiables dentro de un deporte que se ha convertido desde Atenas 2004 en un filón de medallas.

Alemania es el rival a batir. Al menos, el que siempre ha plantado cara a Walz y sus amigos. Porque más que un equipo, son un grupo unido por un mismo sueño. Identificado con un proyecto único y agitado por una ilusión común: ser oro en Tokio. La cita será de las últimas en el calendario. En la madrugada del 6 de agosto, tocará pasar el corte de las series. Al día siguiente, bien el examen de las semifinales o la gran final determinarán si ese trabajo ha dado el fruto esperado. Potencial les sobra. Y Marcus es una pieza clave dentro de ese engranaje perfecto.

Marcus Cooper Walz se presenta en Tokio como el chico de oro del deporte mallorquín. El coleccionista de títulos y medallas. El chico tranquilo que, palada a palada, se ha hecho un hueco en la leyenda, y que con 26 años, tiene recorrido por delante para seguir creciendo.
Pero ahora, toca brillar en los Juegos de Tokio. Toca el K4 500 y toca pelear por el oro.