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Dicen los entendidos que el Real Madrid es el equipo que más alegrías reparte: si gana hace feliz a media España y si pierde alegra a la otra mitad. El resto, no sabe no contesta. Sus partidos son un carrusel de luz y de color, lleno de fuegos de artificio. Sus partidos son un caos, más allá del rival al que se enfrente. Goles a favor, goles en contra. Idas y venidas, fallos y aciertos. Espectáculo en vena. Ante el Almería, el colista más colista de la historia de los colistas, todos sabíamos lo que iba a ocurrir. Nadie esperaba un partido lineal, apabullante, reglado. La diversión no es jugar bien o jugar mal, sino jugar. ¿Quién dudaba de que los ancelottinos remontarían la ventaja almeriense? ¿Quién cuestionaba lo que dictaría el VAR en sus revisiones? Como ocurre en las pelis porno, el argumento no se cuestiona porque el final ya lo conoces y, en el caso de los merengues, ese final suele ser feliz.

Al otro lado de Despeñaperros, la Xavineta casi pincha en su visita al campo del Betis, pero no lo hizo y mantiene viva la llama de la esperanza. Esperanza de Triana, se entiende. Los culés vienen de sufrir ante un equipo de segunda B en la Copa del Rey al que derrotaron tras remontar un golazo de los Unionistas (desunidos) de Salamanca. Se juegan media temporada en el partido de cuartos ante el Athletic Club, que les espera como se merecen los herederos desheredados del mesiánico Messi y el adorado Negreira. Siguen haciendo de la necesidad virtud y para confirmarlo Xavi da la titularidad a un central de dieciséis años que probablemente debute en el próximo partido de la selección española. A su lado jugó Lamine Yamal, que no puede hacerse un tatuaje, pero sí cambiar de sexo, y que también fue llamado por Luis de la Fuente para jugar con los mayores cuando solo había disputado un par de partidos en su equipo. La verdadera política de fichajes barcelonista se verá el día que puedan volver a emplear el talonario, aunque para entonces ya se hayan retirado estos magníficos imberbes.

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El Mallorqueta, que sigue en su línea de puntuar y aburrir a partes iguales, afrontará ante el Girona un partido de los que marcan trayectorias. La posibilidad de plantarse en semifinales y, por tanto, acariciar el sueño húmedo de tocar pelo de nuevo. Los de Michel son un equipazo, están en racha y convierten en aceite de oliva todo lo que tocan, pero siguen siendo un rival al que puedes mirar a la cara. La liga parece encaminada, sobre todo por la inoperancia recalcitrante de los colistas, empeñados en hundirse un poco más cada jornada. Es el tuerto en el país de los ciegos.

La otra gran noticia de la jornada es la primera victoria del juvenil del Playas de Calvià en la División de Honor. Los goles de Gerard y Prudence sirvieron para ganar al Huesca y tener un motivo de alegría en una temporada con final más que conocido y asumido por todos. Por cierto, la clasificación no la encabeza el Barça sino el Mallorca, empatado a puntos con el Espanyol. Tal vez debería servir para que se conceda a la chavalería mallorquinista las oportunidades que, en demasiadas ocasiones, parece que se les niega.