Miquel Bestard y Pep Sansó, presidentes saliente y entrante de la Federació de Futbol.

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Pep Sansó Nicolau (Palma, 29-10-1965) asumirá la presidencia de la Federació de Futbol de la Illes Balears cuando la dimisión de Miquel Bestard se haya formalizado durante los próximos días. Su misión será guiar los destinos de la FFIB hasta 2024, la próxima cita electoral. Un reto mayúsculo para el ahora director nacional de la Escuela de Entrenadores de la RFEF y miembro de la comisión de entrenadores de la UEFA. También es actual vicepresidente de la balear.

¿Cómo ha vivido el momento en que Miquel Bestard anunció su marcha?

—Con mucha emoción y en esta asamblea su trayectoria se ha visto lo que ha sido. Ha recibido el cariño de su junta directiva y también del fútbol balear. Miquel ha recogido lo que ha sembrado estos 20 años al frente de la Federació.

¿Cuál es el legado de Bestard?

—Ha mejorado mucho el fútbol balear en todos los sentidos. Ha tratado bien a todos, ha sido un presidente muy cercano y ha hecho suyos los problemas de los demás. Al margen de las realidades palpables que se comprueban, esa otra vertiente, la de cercanía y empatía es por lo que Miquel será recordado en su paso por la presidencia.

¿Cómo valora la etapa que se abrirá en breve con usted en la presidencia?

—Cuando hay la renuncia de un presidente está la opción de que un vicepresidente le sustituya durante un periodo de un año. Lo que vamos a hacer es tratar de dar continuidad al trabajo iniciado por Miquel y posteriormente convocaremos elecciones cuando el Govern nos lo indique. Es un periodo en cierta manera de transición donde hay que ir a elecciones. Lo que tengo claro es que no habrá ningún presidente mejor que él.

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Su trayectoria estos últimos años ha estado muy centrada en la gestión y dirección en su etapa en Madrid. ¿Cómo afronta ahora esta nueva etapa al frente de la Federació?

—Estar muchos años en la Federació ayuda a poder llevar a cabo la labor que resta por delante, pero también el hecho de estar cuatro años en la Española en el ámbito de formación. He hecho muchas cosas en el mundo del fútbol, pasado por diferentes etapas y escenarios, pero nunca ha sido presidente de una Federación y uno parte de cero, aunque con el recorrido de conocer los mecanismos federativos, algo que también es muy importante. Pero como he dicho habrá que ir paso a paso.

Estos años que ha compartido junto a Miquel Bestard, ¿qué es lo que más ha aprendido?

—He aprendido que es imprescindible ser cauteloso a la hora de tomar decisiones. Ponderar bien los pros y los contras y principalmente tener la puerta abierta a todo el mundo como siempre la ha tenido Miquel. Ese ha sido su gran mérito y esto de forma imprescindible es lo que tiene que tener continuidad. Ese legado de diálogo, de buenas maneras y de corrección no tiene que perderse en ningún momento. Ese talante sin duda ayudó mucho a conseguir objetivos y a pacificar el fútbol balear. Ese fue su gran lema al entrar en la Federació y hay que mantenerlo en el futuro.

A nivel personal, ¿es uno de los grandes desafíos en su etapa en la Federació?

—Es un gran cambio, pero todo este tipo de cargos se dan porque quieres al mundo del fútbol por encima de instituciones y de nosotros mismos. Lo que junta a las personas es que queremos al fútbol y lo que hacemos siempre tiene ese componente de tratar de ayudar y mejorar. Eso tiene que ser el componente que presida todas las decisiones que se tomen.

Usted ha trabajado codo a codo con Luis Rubiales y Miquel se mantendrá como vicepresidente de la Española. ¿Qué significa esta comunión con la cúpula de la RFEF y que supone para el fútbol balear?

—Significa mucho. Rubiales ha manifestado lo que muchos ya sabíamos, pero que no era público. Y es que cuando él entra como presidente de la RFEF, Miquel Bestard no le pide nada a nivel personal, pero sí que tuviera en consideración al fútbol balear a la hora de tener representación en el organigrama y eso hoy por hoy se está dando. Hay que intentar que se mantenga y si es posible que se mejore. En ocasiones hay que salir para ver lo preparada que está la gente aquí. Tenemos profesionales extraordinarios.

—¿Tiene ganas de empezar?

—Sé que va a ser una singladura de mucho trabajo y que el listón está muy alto. Trabajaré para estar a la altura de una organización como la FFIB.