Biel Company presentó el libro en el estadio de Son Moix, donde estuvo arropado por numerosos compañeros, amigos y familiares. PERE BOTA | Pere Bota

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«No me lo había planteado, pero mi madre me animó y me dijo que me serviría como experiencia, que me ayudaría a sacar la rabia y la impotencia».Tras quitarse las botas y guardar el balón, Biel Company Vives (Maria de la Salut, 1992) decidió ponerse frente a un ordenador y recoger en un libro su trayectoria vital y deportiva, concentrada ahora en 220 páginas bajo el título Persona antes que futbolista. Una publicación cargada de anécdotas, sentimientos y valores que vio ayer la luz durante un emotivo acto de presentación que reunió en Son Moix a familiares, compañeros y amigos del exfutbolista.

Cercenada antes de tiempo por culpa de las lesiones, la carrera de Biel Company pasó por estados y situaciones de todo tipo. Desde sus inicios en el Mariense, el equipo de su pueblo natal, hasta su punto y final, situado en Manacor la temporada pasada. Una trayectoria con escalas internacionales en Chipre y Rumanía que vivió algunos de los episodios más intensos durante su etapa de formación en la cantera del Real Madrid y con su salto al profesionalismo vistiendo la camiseta delMallorca en Segunda División.

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«Al principio fue muy duro, ni siquiera me quería ir», recuerda Company sobre su fichaje por el Real Madrid, sin duda uno de los movimientos que marcaron su vida. «Fue un cambio radical, muy duro, aunque me aportó mucho. Me fui siendo un niño y volví siendo un hombrecito, con muchos valores en el tema de la educación», repasa mientras rememora algunas de las vivencias que protagonizó en las instalaciones del club blanco, a las que llegó en 2006 junto a Kamal Mohamed de la mano del ojeador Carlos Paniza, y donde creció junto a compañeros como Álvaro Morata mientras coincidía a diario con jugadores de la talla de Sergio Ramos o Cristiano Ronaldo.

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De regreso a su Mallorca, primero con el filial y después con el primer equipo, Company pudo cumplir el sueño de llegar a la elite, aunque sus últimos días en el club fueron también los más duros de su carrera. Le tocó vivir en primera persona el momento más negro en la historia moderna de la entidad, el descenso a Segunda B de 2017, y compartir vestuario con un grupo contaminado que se lo hizo pasar fatal. De ahí sale precisamente una de los pasajes que relata en Persona antes que futbolista, en el que confiesa que se negó a participar en el último partido de la temporada, sin nada en juego tras el desastre de Anduva. «No sé si me escondí, pero no me arrepiento», subraya. «El grupo humano no era el ideal y tras muchos meses sin jugar creo que no me merecía estar ahí o que la última imagen que tuvieran de mí mis abuelos fuera verme abucheado por el público de Son Moix».