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Virginia estaba emocionada. Con lágrimas en los ojos y el corazón a mil por hora. La mallorquina acababa de marcar el mejor gol de su vida. La victoria más celebrada en sus 27 años de vida. Vestida con los colores del Atlético, la mallorquina se abrazaba a las jugadoras del Barcelona -las azulgrana acababan de conquistar la Supercopa de España- que la acogían en sus brazos como una integrante más. Después de estar casi dos años luchando contra un tumor cerebral, de interminables sesiones de quimioterapia y sus efectos secundarios, de miles de horas de esfuerzo y coraje, Virginia Torrecilla volvió a sentirse futbolista. De repente, en pleno torrente de emociones y recuerdos, llegó el ‘manteo’ de las jugadoras del Barça, uno de los gestos deportivos más aplaudidos en los últimos tiempos y que resume el sentir colectivo por una persona que se ha convertido ya en un ejemplo de superación. En una imagen para la esperanza de miles y miles de personas. A Vir le dijeron que quizás no volvería a jugar. Ella no hizo caso. Se centró en la recuperación y en volver a vestirse de corto. Volver a la rutina diaria. A entrenar. A jugar. A los abrazos y las celebraciones. La mallorquina, cegada por la emoción, se elevaba al cielo de Madrid impulsada por unas rivales que demostraron ser más compañeras que nunca. Virginia Torrecilla ha vuelto por la puerta grande.