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Pablo Alfaro ha empezado a penar por su última infamia. El central del Sevilla escogió el peor escenario posible para seguir aferrado a la coartada de jugador duro. Su pisotón sobre Michel Salgado en el Bernabéu le ha dejado acorralado. Tras su violenta acción, un chaparrón de críticas y denuncias han caído sobre el futbolista más expulsado de la historia de la Liga, un dudoso honor del que ya nunca podrá despojarse. Esta vez, el comité Competición, que en su última reunión le abrió un expediente, parece dispuesto a tomarse en serio el asunto. Han escrito de Alfaro que es un tipo encantador. Licenciado en Medicina, cualquiera de sus colegas de facultad le diagnosticaría un evidente desdoblamiento de personalidad. En pantalón corto y con las botas calzadas es un tipo muy violento. El doctor se transforma y da mucho miedo.

No demasiado lejos del terreno de juego, también se adivina el peligro. Los ultras del Cádiz han anunciado que el Sevilla es «un equipo non grato» y se prevén accidentes. El cuadro hispalense contará en el Ramón de Carranza con el aliento de diez mil aficionados y se prevén incidentes. El Mallorca estará entre el fuego cruzado que se adivina dentro y también en los aledaños del estadio. Algo serio falla en este circo cuando Pablo Alfaro tendrá hoy libertad para apuntar a la pierna de Ibagaza o Riera y el Mallorca disputará su segundo partido ante un equipo de Sevilla (ante el Betis lo hizo en Madrid) sin jugar en Sevilla.

Cualquier tibia queda sometida a un serio peligro de rotura. Alfaro es dentro del campo un tipo implacable y eso ha acabado provocando el desprecio de la opinión pública y de cualquier deportista. Albert Riera, por ejemplo, valoró con elegancia el «último guiño» del médico, porque su medicina provoca el pánico. «Está claro que es un jugador que a veces se aplica de forma demasiado expeditiva», aseguró el futbolista a esta redacción. Albert Riera, al igual que Frank de Boer, asumió esta vez la voz de un gremio que detesta a los alfaros pero que históricamente también los ha protegido. Pablo Alfaro, que también ha ironizado sobre la última función del Sevilla -«Ante el Madrid fuimos muy blanditos»-, será alineado esta mañana ante el Mallorca. No es una buena noticia porque el riesgo de daños se multiplica casi por diez.