El Barcelona lo ha puesto todo en bandeja para que Rivaldo sea
el factor desequilibrante. Le ha dado todo lo que económicamente
pedía, pero también lo que demandaba deportivamente. A los más de
mil millones anuales hay que añadir la total libertad de
movimientos que le dará Llorenç Serra Ferrer, el técnico que lo
fichó para el Barcelona en una operación relámpago. Con el anterior
presidente del club, Josep Lluís Núñez, Rivaldo se sintió incómodo.
El entorno del jugador denunció la promesa realizada de un aumento
de ficha al término de la primera temporada, pero nada de ello se
produjo. Sin embargo, la salida de Núñez facilitó mucho las cosas a
Rivaldo. Bueno, la de Núñez y la marcha de Luis Figo al Madrid,
porque desde el momento en el que el portugués se enfundó la
camiseta blanca, Rivaldo supo que se la abrían las arcas del
Barcelona. Mientras Figo daba vueltas a la tuerca barcelonista,
Rivaldo supo jugar sus cartas y al final el brasileño se ha salido
con la suya y ganará más dinero que el madridista.
Las peticiones de Rivaldo arrancan de antaño. El problema
radicaba en que la promesa del anterior presidente no se plasmó en
un documento oficial, por lo que el brasileño estuvo siempre a
expensas de un pulso con Núñez, era la palabra de uno contra la de
otro y todo acabó mal. Núñez incluso acusó a Rivaldo de
«desestabilizar» el club, mientras que el delantero se alegró por
la marcha del ex presidente, al que calificó de «mentiroso». Sin
embargo, Gaspart solucionó en un día lo que no se arregló en un
año. La base del acuerdo quedó lista con la premisa que los
derechos de internet y mercadotecnia quedaban para el Barcelona.
Una vez que todo ya está apalabrado, Rivaldo volverá a sonreír.
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