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FRANCISCO ÀVILA (EFE)
El cuarto fichaje del Barcelona para la próxima temporada lo tenía el club catalán en su plantilla, aunque por imperativos económicos estuvo un tiempo desactivado. Se trata de Vitor Borba «Rivaldo», el mejor jugador mundial de 1999, que también será el mejor pagado en el 2000.

El Barcelona lo ha puesto todo en bandeja para que Rivaldo sea el factor desequilibrante. Le ha dado todo lo que económicamente pedía, pero también lo que demandaba deportivamente. A los más de mil millones anuales hay que añadir la total libertad de movimientos que le dará Llorenç Serra Ferrer, el técnico que lo fichó para el Barcelona en una operación relámpago. Con el anterior presidente del club, Josep Lluís Núñez, Rivaldo se sintió incómodo. El entorno del jugador denunció la promesa realizada de un aumento de ficha al término de la primera temporada, pero nada de ello se produjo. Sin embargo, la salida de Núñez facilitó mucho las cosas a Rivaldo. Bueno, la de Núñez y la marcha de Luis Figo al Madrid, porque desde el momento en el que el portugués se enfundó la camiseta blanca, Rivaldo supo que se la abrían las arcas del Barcelona. Mientras Figo daba vueltas a la tuerca barcelonista, Rivaldo supo jugar sus cartas y al final el brasileño se ha salido con la suya y ganará más dinero que el madridista.

Las peticiones de Rivaldo arrancan de antaño. El problema radicaba en que la promesa del anterior presidente no se plasmó en un documento oficial, por lo que el brasileño estuvo siempre a expensas de un pulso con Núñez, era la palabra de uno contra la de otro y todo acabó mal. Núñez incluso acusó a Rivaldo de «desestabilizar» el club, mientras que el delantero se alegró por la marcha del ex presidente, al que calificó de «mentiroso». Sin embargo, Gaspart solucionó en un día lo que no se arregló en un año. La base del acuerdo quedó lista con la premisa que los derechos de internet y mercadotecnia quedaban para el Barcelona. Una vez que todo ya está apalabrado, Rivaldo volverá a sonreír.