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El Sevilla FC, colista de Primera y que sólo ha ganado un partido, afronta con la motivación especial de recibir a un grande el reto de remontar hoy el vuelo ante un FC Barcelona que llega crecido al Sánchez Pizjuán y a certificar que ya ha olvidado otro «noviembre maldito». El equipo de Marcos Alonso vive un delicado momento, ya que sigue el último, lleva siete partidos sin ganar, cayó a las primeras de cambio en la Copa y la sombra de la destitución se ha asomado a la ventana de su entrenador, que ha pedido con insistencia refuerzos. Sin embargo, los sevillistas intentarán frente al potente Barcelona que todos esos condicionantes sólo le influyan positivamente ante la urgencia que tienen de ganar y de coger moral. La empresa es difícil, aunque Marcos, un experto en imbuir de optimismo a sus hombres, y la plantilla del Sevilla quieren cambiar su sino y piensan que un triunfo hoy ante un Barcelona en estado de gracia tendría un valor anímico añadido. La confianza en la victoria es compartida también en las filas blaugranas cuyo jefe, Louis Van Gaal, expresó ayer su confianza en ganar los tres partidos que restan antes del parón navideño.