El técnico del Iberostar Mallorca, Xavi Sastre, es alzado en hombros por un aficionado en plena celebración. | J. Lladó

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Iberostar Mallorca (15+24+14+14): Isma Torres (17), Carles Biviá (16), Joan Cabot (2), Toni Vicens (2), Israel Pampín (4), -cinco inicial- Marc Axton (10), Pau Comas (0), Miky García (2), Sergio Alonso (3) y Shaun Green (11).
17 de 38 en tiros de dos puntos, 7 de 26 en triples y 12 de 15 en tiros libres. 31 rebotes (19 defensivos y 12 ofensivos) y 19 faltas personales.

River Andorra (21+19+11+15): Jon Santamaría (14), Rafael Casals (2), Andreu Matalí (15), James Holmes (3), Pablo Sánchez (8), -cinco inicial- Néstor Zamora (5), Àlex Ros (8), Daniel Marín (0) y Rob Johnson (11). 19 de 35 en tiros de dos puntos, 7 de 26 en triples y 7 de 13 en tiros libres. 37 rebotes (23 defensivos y 14 ofensivos) y 15 faltas personales.

Àrbitros: López Luis y Quintas Àlvarez. Sin eliminados. Castigaron con técnica a Matalí y con antideportiva a Casals y Zamora.


Un segundo y dos décimas y dos tiros libres marcaron la franja que separó al Iberostar Mallorca de la gloria y el deber cumplido del fracaso. Ese escaso margen de tiempo y aquella doble opción era la que tenía Andreu Matalí para sentenciar el ascenso, toda una temporada. Mandaba el conjunto balear (67-66) tras una falta de Green que hizo enmudecer al Palau, pero el interior hizo que el milagro se plasmara en una realidad que devuelve al Iberostar a la LEB Oro. La categoría que se perdió en los despachos volvía a ser suya en la pista, y Xavi Sastre se sacaba la espina del 'playoff' ante el Ourense, un recuerdo que planeó por un instante por Inca, cuando el salto de categoría parecía marcharse hacia Andorra.

El error más deseado provocó el delirio, concluyendo una breve travesía por la LEB Plata que ya forma parte de la historia de un proyecto que consuma su primer ascenso por la vía deportiva e inicia una nueva singladura.

Y no fue una misión fácil, pues el River Andorra jamás tiró la toalla y se resistió a prescindir del objetivo que compartía con el Iberostar. La mejor muestra fue un arranque eléctrico, cerrado con un triple de Àlex Ros que con un triple cerraba un primer cuarto para reflexionar (15-21).

Pablo Sánchez incidía en la herida (15-24) y la zona andorrana conducía a un 0-14 (15-28) que ponía las cosas cuesta arriba para un Mallorca desbordado (15-28). Hasta que apareció la versión habitual del Iberostar, capitaneada por un Biviá letal desde 6'75 y un Isma Torres que volvió a ser decisivo en la pintura (17 puntos y 6 rebotes). Pese a que Santamaría quiso erigirse en héroe andorrano, el choque se convirtió en un intercambio de triples que culminó un Green vital en las ocasiones más especiales, más cuando condujo al tiempo de descanso con un 39-40 que metía de nuevo a los naranjas en la puja.

La dinámica de invirtió radicalmente, y la zona del Mallorca dejó sin argumentos a un Andorra desbordado en la pintura por un Isma Torres inmenso. De nuevo, el pívot se enchufó a Biviá para firmar un 10-0 de salida (49-40) y dejar a los de Peñarroya sin poder anotar duante cuatro minutos y medio. Se iba el Iberostar (53-42), pero las segundas opciones en el rebote ofensivo permitían al Andorra seguir conectado a la vida. Aquellas las aprovecharon Matalí y Santamaría para volver a establecer el equilibrio (53-51) y tirar por la borda un colchón que pareció por momentos inalcanzable.

Tensión

Con diez minutos por delante, cada posesión valía oro, y más cuando el Mallorca era generoso en el rebote defensivo. Además, no hallaban los de Xavi Sastre respuesta a la zona del River y Matalí se inflaba. Para colmo, la cuarta falta de Israel Pampín alertaba un poco más los planes y el Andorra disparaba sus expectativas en plena cuenta atrás (58-63, a 4:04).

Hasta que apareció el providencial Axton, un hombre que en la serie decisiva ha dado la cara cuando más se le necesitaba. Y ayer no fue una excepción. Un triple, dos tiros libres y un rebote providencial conectaron de nuevo al Mallorca a la vida (63-63, a 2:47). La réplica llegó de manos de Santamaría (63-65), pero el momento que marcó buena parte del desenlace del partido lo protagonizó quien más adelante iba a dejar su nombre en la historia del mismo. Los árbitros castigaban con una técnica a Matalí, pero el Iberostar no supo aprovechar dos posesiones consecutivas. Faltaba menos de un minuto y quemaba el balón. La segunda falta de Biviá llevaba a la línea de tiros libres a Zamora, que solo acertó en el primer intento. El base valenciano puso la directa hacia el aro contrario. Su penetración parecía valer un ascenso (67-66), pero el partido todavía reservaba una última emoción. La más determinante, con cuatro segundos por delante. Matalí forzó la falta de Green cuando la serie agonizaba y no supo anotar ninguno de los dos tiros libres de los que dispuso. Estallaban Sastre y el Palau, porque el Mallorca volvía a su hábitat natural.