TW
0

Apagada la euforia en que derivó siete días atrás su victoriosa disputa de la jornada inicial ante el Valladolid, alcanza al Menorca Bàsquet la primera salida oficial del curso ACB, a ejecutar en Badalona, la cuna por excelencia del baloncesto español (Pavelló Olímpic, hoy, 12:30 h, IB3 Televisió). Se presenta el grupo de Paco Olmos ante el DKV Joventut apostado en su ficticia quinta plaza en la clasificatoria (1/0 de balance), situación cuya naturaleza por extensión ha repletado las horas previas de la cita de una variedad de condicionantes no sidos con anterioridad en el trayecto balear en la primera liga.

Nunca el Menorca dormitó con positivo en su hoja de victorias, tampoco antes jamás afrontó pues un desplazamiento en esa situación, al tiempo que no existe antecedente en que isleños y verdinegros se lanzaran recíproco reto con los primeros en mejor situación. Son todo supeditaciones implícitas a la circunstancia que impone el haber jugado un partido, pero tratar de convertirlo en inercia es uno de los principales objetos del conjunto mahonés, en una pista en la que al margen de no haber sido capaz antaño de vencer, en las cuatro veces que ha jugado ha resultado claramente apabullado. Refería Olmos en los instantes que precedieron el desplazamiento que resulta «imposible» en tan pronto tramo de la temporada «hablar de dinámicas». Precisamente el deseo de afianzar e hilvanar una de creciente en su rédito es la gran motivación de un Menorca que a la perfección conoce lo que encontrará hoy en el parquet del Olímpic.

El Joventut, un rival desvalorizado según la razón que justifica su impresionante historial (una Euroliga, cuatro ligas, dos Copas Korac y siempre integrante de la máxima categoría), orbita en años recientes en una línea determinada por la indefinción. Su versión actual se aleja de otras más prolíficas que en el pasado le acreditó como uno de los grandes equipos europeos, pero precisamente la aureola conseguida en décadas anteriores le mantiene, junto a una interesante desemejanza en plantilla (en la que confluyen elementos contrastados como McDonald, English o Trias, junto a exponentes criados en su inagotable factoría, tales que Tomàs, Franch o Norel) como un rival de consideración.