El mallorquín Baba Miller lanza a canasta durante un partido durante el Mundial sub-19.

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Papa Ababacar Bartolome Miller (Palma, 7 de febrero de 2004) es una de las joyas del baloncesto nacional. Nacido en la Isla, de padre senegalés y madre de origen inglés, tuvo que emigrar a Madrid por razones laborales de sus progenitores cuando era infantil. Pero botó su primer balón y aprendió sus primeras lecciones en la cantera del Imprenta Bahía San Agustín, en la pista del Toni Servera. Allí, en la escoleta del club, lanzó sus primeros tiros cuando apenas tenía cinco o seis años. La afición le venía de su padre, que había jugado por equipos isleños.

De ahí pasó al premini entre las temporadas 2010 y 2012. Su madre se trasladó a vivir a Madrid y jugó en mini en el Distrito Olímpico hasta su fichaje por el club blanco en 2016. Tenía entonces 12 años y su nombre comenzaba a estar en boca de todos.

Formó parte de la concentración de la U13, jugó el Torneo de Íscar U16 y disputó el Challenger de 2021 U18. En sus años de formación, comenzó de base para pasar después a ‘2’ y de ‘3’. En cadete pasó de 1,89 a dos metros en unos meses. Actualmente tiene un físico tremendo (mide 2,11) es versátil en los dos aros y tiene buena mano desde la media distancia.

Sus números con el filial de la Liga EBA no pasaron desapercibidos para Pablo Laso, que le reclutó para realizar la pretemporada con el primer equipo en el verano de 2021. Baba Miller inscribió su nombre en la Euroliga en la noche del 23 de diciembre de ese año cuando debutó en la máxima competición continental con la camiseta del Madrid ante el CSKA de Moscú. A sus 17 años le llegaba la recompensa. A finales de la pasada campaña, Miller optó por dar el salto a Estados Unidos para seguir con su formación.

No fue un aterrizaje fácil ya que fue sancionado con 16 partidos por la NCAA -la organización del baloncesto universitario- después de que saliera a la luz que había aceptado una serie de viajes para participar en unos campus antes de ser reclutado por los Seminoles de Florida State, algo totalmente prohibido. Miller, que desconocía el asunto y abonó el importe de los viajes, se perdió buena parte del curso. Con la medalla en el Mundial, el mallorquín confía en su segundo año con la opción del Draft de 2024 en el horizonte. Aquel niño del Toni Servera ya es un junior de oro y sigue soñando a lo grande...