Los baloncestistas Rudy Fernández (5) y Sergio Llull (12) flanquean al joven palmesano Álex Abrines (15) durante la presentación de la selección española de baloncesto, en la sede de Endesa, ante su participación en la Copa del Mundo que tendrá lugar en nuestro país. El escolta del Barcelona fue una de las grandes sensaciones. | Fernando Fernández

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El Mundial de España está marcado en rojo en la historia del baloncesto español. La cita de 2014, como anfitriones, está llamada a ser una de las últimas para una generación irrepetible. Pero también la del inicio del relevo que abandera, como hace una década lo hizo Rudy Fernández, otro mallorquín. Diez años después de que el escolta formado en Sant Josep debutara con el equipo absoluto, Álex Abrines recoge el testigo, y junto al base menorquín Sergio Llull dan forma a una representación balear para los anales.


Jamás tanto isleño se había dado cita con la selección absoluta, y menos en un evento del calado de una Copa del Mundo que es toda una reválida. Una revancha en casa en la que Estados Unidos, con el permiso de otros rivales a tener en cuenta, parece el objetivo a superar en la senda hacia el oro. El mismo que capturó Rudy en Saitama 2006, junto a los Pau y Marc Gasol, Calderón, Felipe Reyes, Juan Carlos Navarro y compañía. Para algunos de los integrantes de la ÑBA, España 2014 será su último Mundial (el próximo será en 2019), y los Juegos Olímpicos de Río 2016 están llamados a marcar un punto de inflexión en el vestuario.

Motivación

Del 30 de agosto al 14 de septiembre, España será el epicentro universal del baloncesto. Y la anfitriona, una de las rivales a batir. Algo que motiva a los tres protagonistas isleños. Tanto Rudy, como Abrines y Llull, tienen claro que el equipo «va a salir a por el oro. No podemos tener más alicientes. Jugamos un Mundial, en casa, y con un equipo espectacular», recordaba Abrines, que se mostraba «ilusionado» en sus primeras horas de concentración y agradeció el apoyo de sus nuevos compañeros, a quienes tendrá que invitar a cenar, si no hay cambios este fin de semana, como es tradición entre los debutantes en el equipo.

Con la capacidad de reflexión que dan los años, Rudy Fernández tampoco podía esconder las ambiciones de España, pero también recordaba que «todos nos van a querer ganar y eso hará que cada partido sea decisivo. Ese camino debemos trazarnos, y si llega la oportunidad de luchar por una medalla o por el título, será un premio para este grupo que lleva tantos años dando alegrías al baloncesto español», refería el dos madridista.

«La exigencia será máxima desde el primer partido y tendremos que hacerlo muy bien para llegar a esa final», decía por su parte Sergio Llull. El base mahonés completa la espectacular, inédita e histórica cuota balear dentro de la selección española de baloncesto, que se eleva hasta el 25% de la lista (3 de 12 convocados), lo que refleja «que se trabaja bien con la cantera».

Además de Rudy, Llull y Abrines, la lista de seleccionados la integran Juan Carlos Navarro, Sergio Rodríguez, Serge Ibaka, Víctor Claver, Ricky Rubio, José Manuel Calderón, Pau y Marc Gasol y Felipe Reyes, además de los invitados Pau Ribas, Dani Díez y Willy Hernangómez. Todos a las órdenes del técnico Juan Antonio Orenga.

Fiesta

La puesta de largo de la selección española de baloncesto se desarrolló en la sede de Endesa, cuyo presidente, Borja Prado, junto al de la FEB, José Luis Sáez, ejercieron de anfitriones de las autoridades y patrocinadores, encabezados por el Ministro de Deportes, José Ignacio Wert; el presidente del CSD, Miguel Cardenal, o la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, quienes arroparon a un equipo de leyenda.