Ingo Volckmann necesita dar un golpe en la mesa. Salir de la cueva en la que hiberna desde hace tiempo y coger el timón de un Atlético Baleares que comienza a navegar a la deriva. Nadie discute la pasión ni el poderío económico del empresario alemán que ha permitido al club de la vía de cintura respirar a pleno pulmón y convertir un vertedero repleto de escombros en un estadio de fútbol... a base de varios millones de euros. Pero su apuesta (personal e intransferible) por Jordi Roger Ceballos tiene más tintes de cabezonería que de lógica. Porque no es normal apostar de nuevo por un técnico al que ya despidió hace un año y medio por los malos resultados –para sentarle junto a él en los despachos–, y que, por las circunstancias que sean, no tiene ese feeling con la hinchada necesario para revertir situaciones límite.
De espaldas a la realidad
Palma03/10/22 18:44
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