El centrocampista escocés del Atlético Baleares, Jordan Holsgrove, se dispone a centrar durante el partido ante el Sporting de Gijón B en el Estadi Balear. | Miquel Àngel Borràs

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Con el playoff de ascenso exprés como única preocupación y único objetivo, el Atlético Baleares no sólo eleva la intensidad del trabajo en el campo de entrenamiento sino que también lo hace en los despachos, en especial, para disponer de su plantilla al completo de cara al 18 de julio. La entidad blanquiazul tiene un acuerdo verbal para disponer de sus jugadores cedidos con sus clubes de origen, pero se ha encontrado con el escollo que presenta convencer al Reading para contar con Jordan Holsgrove, que viajó a tierras británicas para recuperarse de su lesión.

El expediente Jordan es el que acumula más horas de trabajo ante la dificultad que entraña que los jugadores cedidos puedan seguir en sus destinos del curso 2019-20 más allá del 30 de junio. El caso del escocés también resulta complejo tras la importante lesión que sufrió el pasado mes de febrero y que ya amenazaba con dejarle en el dique seco hasta el final de curso. El Reading se ha hecho cargo del proceso de recuperación y se antoja complicado que pueda asumir riesgos con su futbolista, que por el momento no ha obtenido el permiso para regresar a la Isla.

Es el único caso conflictivo de los cinco jugadores que tiene cedidos el Atlético Baleares esta temporada. Las negociaciones, que no han sido precisamente sencillas para la dirección deportiva, están bien encaminadas en los casos de Óscar Gil (Racing de Santander), Borja San Emeterio (Lugo), Samuel Shashoua (Tenerife) y Armando Shashoua (Tottenham).

Los hermanos Shashoua han sido los últimos en regresar a la Isla, aunque tardarán un tiempo en ponerse a las órdenes de Manix Mandiola, que ya ha empezado a trabajar con grupos reducidos después de completar los primeros días de sesiones individuales. Armando y Samuel han iniciado la cuarentena obligatoria para todas las personas que viajan desde el extranjero y vivirán estas dos semanas sin poder entrenar.

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Esta misma cuarentena también tendría que realizarla Jordan Holsgrove en función de cuando regresase a la Isla, lo que también supone un problema añadido a la hora de contar con él en los playoffs de ascenso a Segunda División. Apenas dispondría de margen de maniobra para entrenar y su inactividad también condicionaría su preparación, por lo que se suman nuevos obstáculos para que Manix Mandiola disponga de uno de sus habituales en la sala de máquinas y en uno de sus especialistas en las acciones a balón parado.

Jordan Holsgrove era uno de los jugadores más utilizados por el técnico vasco, que, en cualquier caso, apostó en los partidos marcados en rojo por la dupla formada por Alberto Villapalos y Marc Rovirola. Otra alternativa en la zona ancha sería Armando Shashoua, aunque apenas tuvo minutos antes del parón y también se presume complicado que recaiga sobre él la responsabilidad de jugarse el ascenso a un partido en primera instancia.

La participación del resto de efectivos no presenta mayores complicaciones, ya que los compromisos contractuales de los jugadores en propiedad expiran tras la conclusión de la competición oficial, es decir, no estipulan el final de la vinculación a 30 de junio sino que establece como referencia el último partido. Los futbolistas están en su derecho de haberse comprometido con otros equipos de cara a la próxima temporada, pero por el momento ninguno ha comunicado al club situaciones que puedan poner en peligro su presencia en una fase de ascenso que sigue adelante a pesar de las dudas que sigue suscitando por las dificultades para garantizar la seguridad.

La inactividad sí ha supuesto margen de recuperación para dos fichajes de invierno que se lesionaron antes del parón motivado por el coronavirus. El central Óscar Gil y el delantero Dejan Lekic, que no llegó a estrenarse, pueden ser dos piezas muy importantes en el playoff después de superar sus problemas físicos.