Armando de la Morena, en una imagen captada en su área técnica durante el partido ante el Peralada.

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Armando de la Morena sabe que cuenta con la confianza del club y centra toda su atención en los dos encuentros que debe afrontar esta semana lejos de Palma. Este miércoles se medirá a la Peña Deportiva en Ibiza y el próximo domingo jugará en el Rico Pérez ante el Hércules. Son dos exámenes para el equipo, también para el entrenador, pero principalmente la propiedad focaliza su atención en el trabajo y la predisposición de los futbolistas.

El entrenador por ahora no se toca y tampoco en estos momentos su labor, pese a los malos resultados, se pone en duda. Ocurre lo contrario con el rendimiento de parte de los futbolistas, cuyo papel estos últimos partidos ha dejado mucho que desear. Es evidente que los entrenadores están siempre sujetos a los resultados y si bien ahora estos no acompañan, tanto el trabajo diario como el libro de estilo de De la Morena gusta tanto al propietario como a la dirección deportiva y creen ciegamente que este es el camino.

A partir de ahí, el entrenador y su continuidad depende de lo que sean capaces de hacer los futbolistas sobre el terreno de juego. Si ellos dan la cara y ganan, la continuidad de Armando es más segura. Más allá del empate ante el Peralada y del pobre nivel exhibido por algunos futbolistas, el club se queda con la capacidad que tuvo el equipo de volver a crear ocasiones de gol y por ahora con esto parecen conformarse. En el ATB están convencidos de que este tipo de situaciones terminará con el equipo ganando partidos y situándose en la parte alta.

Sin embargo, el club tiene también que entender que la afición necesita de resultados para sostener su ilusión y si estos no llegan, el mensaje del buen trabajo perderá credibilidad ante la masa social.