Entristece leer artículos como el titulado ‘Hartos de la hiriente histeria madrileña’, publicado en Ultima Hora el pasado domingo. Da miedo que se haya abierto la veda para sembrar el odio gratuito contra el madrileño. Y entristece encontrar una falta de rigor argumental tal que se hace indistinguible una columna periodística de un simplista desahogo de charleta de bar. Se explica por el autor que la retransmisión televisiva del debate electoral madrileño por varias cadenas es muestra de «petulancia» y «ombliguismo » madrileños. ¿No será que los directivos de las cadenas deciden su programación conforme a sus intereses privados, y no de madrileñismo? El debate obtuvo el 19 % de share y en Twitter fue lo más comentado. Más injustificadas son acusaciones como la de «befa al principio de igualdad». Cómo será la befa de Madrid al principio de igualdad que el hecho diferencial de Madrid radica en ser la Comunidad que más aporta a la caja común.

Por ahí cuela el autor su dosis de victimismo mezclado con antimadrileñismo a cuenta del supuesto «expolio sufrido por el Archipiélago». El saldo fiscal negativo de Baleares forma parte del flujo redistributivo que va a otras trece Comunidades menos favorecidas. Ningún partido en Madrid reclama en su programa electoral que se reduzca su aportación a la caja de solidaridad estatal. Cualquiera es considerado madrileño nada más llegar a la ciudad. No existe la histeria madrileña. Todo lo más, se les podría acusar de estar en el centro geográfico de la Península, pero eso no es centralismo y tampoco es culpa de ellos.